27 marzo 2025

ENTREVISTAS A FRANCO BATTIATO (Traducción propia)

 



Meditación


      Nací en 1945, pero mi vida empezó a definirse como tal cuando descubrí la meditación, a principios de los años setenta. La practico dos veces al día, como los egipcios. Cambio de horario según la estación. Sin embargo, no son reglas fijas, si tengo compromisos lo cambio.
      La mía es una meditación personal. A lo largo de los años he leído y recogido todas las indicaciones posibles. Después he elegido mi línea personal. Medito entre cuarenta y cincuenta minutos. Cuando empecé en los años setenta, tardaba media hora en relajar todo el cuerpo. Hoy, en una fracción de segundo puedo reconectar con todo el trabajo que ya he hecho. Si hay partes que necesitan aflojarse, si estoy lleno de nudos, es difícil agarrar algo. Es la eterna lucha entre el sí y el no. Al principio el cuerpo, al no estar entrenado, tiene sus sus necesidades, no quiere quedarse quieto en esa posición, le sugiere todo tipo de excusas, compromisos imaginarios, compromisos inaplazables. Aunque todo es aplazable.
      Todavía hoy hago yoga por motivos absolutamente físicos, mientras que el yoga comenzó como algo metafísico. He dado prioridad a la meditación, porque soy sedentario, hago yoga por razones absolutamente de movimiento, o mejor dicho, de movimiento no físico.
      Se necesitan verdaderos maestros para estudiar el propio cuerpo. Un mal pianista, por una mala escuela, interpreta un mal Chopin. En el campo esotérico se pueden combinar desastres más peligrosos.


A finales de los 60 y principios de los 70 entra en una crisis.


      (..) una crisis que groseramente podríamos decir de identidad, pero en mi caso no era una crisis de identidad de personalidad. ¡No! Sino de raza. En el sentido de que en ese momento tenía dificultades para comprender a los humanos, como seres biológicos. No fue una crisis psicológica, digamos. No, pero debido precisamente a una comprensión poco clara del hombre, a una inseguridad para identificar, para comprender lo que es este ser. Cuando, por ejemplo, se me ocurrió subir a un autobús -algo que he hecho muy pocas veces en mi vida; solo en los inicios- tuve que bajarme, porque esta masa de gente, estos seres, no los comprendía. En resumen, me parecían monstruosos.


¿En su comportamiento?


      En sus no-comportamientos, incluso si permanecían inmóviles, en suma. Y también la naturaleza. Quiero decir que el cielo me parecía mucho más pequeño y diminuto de lo que es, algo plastificado. Resumiendo que eran los clásicos fenómenos depresivos. Así que era una cosa seria. Tenía que encontrar una solución.


Los años de «encerrado en una habitación»; entre el 72 y el 78.


      Muy poco contacto con el mundo exterior. Fueron años años estupendos para mí. Tuve la buena fortuna, haciendo este trabajo, de combinar agradablemente la práctica meditativa con el viaje sonoro. (...) El sintetizador era, en mi experiencia, una herramienta terapéutica. He ido más allá del instrumento. He realizado viajes misteriosos y fantásticos a horcajadas sobre el sonido. No he experimentado tanto con la música en sí, como en mí mismo. La investigación del sonido por sí misma nunca me ha interesado. El instrumento como simple fuente de sonido era algo parecido a un juego, y siempre lo he considerado como tal. He hecho muchos juegos sonoros en esta dirección que no significaban nada. En cambio, me encontré armonizándome con el sintetizador a la manera griega, recorriendo las civilizaciones pasadas con sonidos artificiales. ¡Esto fue realmente interesante! Para mí, el instrumento electrónico era una especie de máquina del tiempo, a través de la cual sondeaba mi psique perceptiva.
      Durante ese periodo casi no escuchaba música ligera. Hubo una fractura total e inexplicable para un tipo como yo que sin embargo sentía curiosidad por el mundo de la música. Sólo veía Sanremo, que consideraba una pasarela delirante.


Encerrarte en una habitación, yendo, por lo que tengo entendido, a buscar ese conocimiento, esa reflexión a través de la cual darte respuestas... ¿Qué respuestas te diste a ti mismo?


      Comencé -que no es poco- a redescubrir mi esencia, a saborear de nuevo así el placer del destino. Saber para qué has sido creado, si existe un sentido, si realmente estás cumpliendo tu cometido, etc. Las respuestas son justamente una síntesis dilatada en el tiempo. Aunque no tengas respuestas inmediatas no importa. Porque sientes que, poco a poco, madura una visión del mundo que es tuya, que no se lee en los libros y que ni siquiera es fantasía sino que es realmente un camino práctico de conocimiento.

El centro de gravedad permanente


      El centro de gravedad permanente es el grado de conciencia de Ser. Aunque existen diversas «posibilidades de perfección» del propio Ser. Es ese grado de conocimiento que te lleva a una verdad personal, que, como consecuencia, se refleja externamente en una proyección de justicia y precisión.
      Cuando decimos que una persona está «descentrada», que «no tiene centro», decimos que está “descentrada”. Sienten que les falta eso que los orientales sitúan bajo el plexo celíaco. Y podemos determinarlo con un ejemplo de ley física: hay un punto en el que una persona está equilibrada sobre sí misma; otro punto en el que basta un poco de viento para hacerte caer. Es el centro alrededor del cual gira todo el mundo de la percepción y de la impresión: es una posición desde desde la cual todo lo demás es periferia, una posición desde la que ves el mundo entero. Hay una conexión con el control de las emociones. Se trata de una idea de unidad llevada a las últimas consecuencias, contra la naturaleza fragmentaria del ser, para Ser Uno. El centro perfecto -realmente difícil de alcanzar- es la posibilidad de no tener dudas sobre nada porque todo está claro. Desde ese punto todo se ve con claridad y perfección. Pero hay varios niveles.


La duda es una fase esencial en la evolución personal, seguida de lo que los sabios llaman «fulguración». ¿Sucede que primero te envuelve esta oscuridad de la razón e inmediatamente después te ilumina un nuevo pensamiento que cambia radicalmente las cartas sobre la mesa?


      Soy partidario de los no excesos: por eso me siento más inclinado a manifestar entusiasmos y malos humores controlados. Al final prefiero quedarme en el «término medio», que es lo que me interesa. Por lo tanto, me encuentro siempre dando pequeños pasos sin exagerar nunca, ni tocar cimas extremas. La duda ciertamente me embarga, pero prevalece en mí la parte racional que me sugiere lo saludable que es siempre intentar y probar. Y me gusta subrayar que el camino del centro no implica en absoluto la supresión de las emociones que por el contrario deben permanecer intactas. Por lo tanto, es un hecho inevitable que muchas de mis elecciones están regidas por factores emocionales que nunca soportaría desterrar de mi vida. Prefiero tomar decisiones que razonablemente pueden tener un buen efecto concreto, que dejarme abrumar por una serie de convicciones destinadas a resultar ilusorias. Sin embargo estoy firmemente convencido de que el entusiasmo, que considero un fermento creativo, debe dominarse del mismo modo que todas las emociones fuertes.


¿Has encontrado tu centro de gravedad permanente?


      Afortunadamente, no. Creo que es imposible. En compensación he encontrado algo importante. Nunca más he cambiado de opinión sobre una persona. De hacer un giro en U.


Reencarnación


      Partiría del hecho de que una persona primero tiene que conocerse a sí misma, de lo contrario, es mejor dejarlo estar. El conocimiento concierne también a las propias tendencias y a la profundización de los propios deseos. Una vez que has identificado una dirección y establecido el ideal de nuestro deseo, pasamos a descubrir el porqué de las causas de estas cosas. Te gusta un tipo de mujer. Entonces tienes que preguntarte por qué las mujeres que tienen esa determinada característica son tu ideal. El verdadero problema entonces, una vez que has identificado tus gustos, es aceptarlos o no. Puede haber una segunda fase mucho más interesante, la de la emancipación del propio ideal, el distanciamiento del propio deseo. Puedes comprender que una cosa ya no te interesa. Dentro de estas categorías hay tantas variantes que también se cruzan y conciernen al “tras haber sido”. Si no aclaramos este punto, todo lo que se dice se vuelve oscuro. Todo depende del grado de conocimiento que tengas de tu vida pasada y del conocimiento que tengas de tu ser hoy, en tu relación con el otro. Esto no significa, sin embargo, que tengas que acatar ciertas reglas, es decir, estar sometido a ellas, sino que también significa que puedes oponerte a estas reglas. Si has sido generado por un padre que en el pasado fue tu hijo, o que fue tu madre o tu hermana, nos encontramos ante realidades que se mezclan de forma absurda y perfecta al mismo tiempo. Son cosas que nos resultan incomprensibles a la luz de la tradición en la que nos hemos criado. Desde otro punto de vista, el mío, por ejemplo, estas cosas son perfectamente naturales. Pero el juego de roles debe ser siempre el de la tradición: aunque tu padre fuera tu hermana, cada uno tiene que estar en su lugar. Los juegos son difíciles de predecir. Cuando uno es hijo, debe ser hijo, aunque exista la posibilidad de que un hijo se convierte en padre de su propio padre, etc. Es un intercambio de papeles que se produce, lo sepa la gente o no. Sucede naturalmente. He visto a hijas actuar como madres de su madre, sobre todo en un momento determinado de la vida. Todo debe verse desde esta perspectiva. La dificultad reside en comprender qué tipo de esencia posee uno. También se puede tener la esencia de un ángel sin sexo, sentir atracción por cierto tipo de cosas...


¿Eres más hijo de tu padre o de tu madre?


      De ninguno de los dos. Tenemos que volver a lo que acabo de decir, y a lo que sabes de ti mismo. ¿De qué naturaleza eres como pasta celeste? Puede que no seas ni hombre ni mujer. Puedes ser hombre. Puedes ser mujer. Puedes ser mujer que en cambio es hombre, y puedes ser hombre que en cambio es mujer. Pero el que está a mitad de camino siempre está a mitad de camino: no es ni ni lo uno ni lo otro. Cuando decimos que los ángeles no tienen sexo, aludimos a tal categoría. Con la edad he descubierto que las relaciones entre tú y quien te engendró, se vuelven de orden jurídico. Celestial, pero jurídica. Y tú aceptas este papel como salvaguarda de tu integridad ética. Y por tanto debes ayudar al padre y a la madre en la misma medida. No creo en la muerte. El padre después de la muerte es algo. O puede ser que haya vuelto a la vida, y que yo sepa quién es hoy, y dónde está. Eso es interesante. Mi padre nunca murió. Por supuesto que no. Me confronto constantemente con su figura, con lo que es hoy, con con lo que me enseñó y me sigue enseñando. Y tal vez yo también le estoy ayudando. Los males que se hacen y se perdonan, ayudan a la persona que los cometió. Es como cuando uno roba, y el robado le tranquiliza diciéndole que no presentará cargos. Es decir: si alguien te roba algo y no lo denuncias, el juez le impone una pena menor e incluso puede absolverle. Lo mismo ocurre en el juicio extraterrenal sobre los padres, sobre la relación con sus hijos, sus fallos, sus omisiones.


¿Cuál es el primer recuerdo que conserva?

 

     Es algo relacionado con el peligro. Tengo conciencia prenatal, de antes de nacer.


¿Cómo?


      Creo en la reencarnación. Cuando una energía entra en el feto de una mujer, comienza la vida. Y recuerdo perfectamente mi entrada.


¿Y lo que fue en vidas anteriores?


      Creo que sí. Pero no indago; lo que me interesa es lo que soy hoy.

 

 

Sexualidad


       Debo decir que, en general, siempre he sido contrario a cierto tipo de radicalismo sexual. Los travestis me hacen un cierto efecto físicamente. Otras relaciones homosexuales me parecen más naturales. Algunas son perfectas, mejores que las relaciones heterosexuales. Otras son tremendas. Caricaturas del matrimonio. ¡Qué desastres! Son cosas patéticas. Como estos homosexuales vengativos... Las cosas antinaturales me enferman. Me perturba la no aceptación del propio karma. Creo que soy muy libre por un lado, pero muy conservador por otro. Una mujer que se convierte en hombre y viceversa... ¿Por qué? Son tantos los casos.


La última canción de “Voce del padrone” (La voz del patrón), titulada «Sentimiento nuevo», trata el tema del amor no sólo como un sentimiento, sino como una fuerte carga sensual. En este sentido, dados tus intereses místicos y esotéricos, ¿también perteneces a esa corriente de pensamiento que experimenta el elemento divino a través de la sexualidad fisiológica?


      Es una pregunta interesante, pero llena de trampas en mi caso personal. Durante años me he debatido entre dos caminos, el que utiliza el sexo como una elevación mística y la vía católica de transformación. Hay una frase que no sé si utilizaré para Gilgamesh, pero que había escrito para esta obra. Dice así: «Cuando alcanzo una fuerte intensidad en el amor, mi semen se vuelve más denso y más puro». En la antigüedad se hablaba del paroxismo orgiástico, de la técnica de retención del semen, un orgasmo continuo con una eyaculación y retorno del semen. Era una técnica para alcanzar niveles de éxtasis más allá de lo humano, casi insoportables en fuerza, intensidad y gozo.

      El acto sexual, el orgasmo por excelencia, para mí es como un ensayo general del abandono definitivo del cuerpo. A través de placer sexual ya no hay frenos, y por tanto uno se sale del yo.

     La energía sexual es como el humo que atraviesa las puertas. No se puede encerrar, no se puede sellar porque se transforma. En el momento en que reprimes una cosa, se escapa a otra parte. Yo diría más bien, como sugieren los místicos católicos más evolucionados, que puedes intentar transformar la sexualidad. Muchos cristianos han sido capaces de canalizar la energía sexual en otras direcciones.         

     El único tipo de «castidad» que he practicado se refiere a ese tipo particular de energía que se canaliza completamente, si considero mi caso, en la aplicación a componer: como efecto de esta absorción, la sexualidad se ve tan transformada que toma otros caminos. Es decir, a veces tienes tanto que hacer y estás tan absorto en tu empeño que sublimas esa pulsión. La sexualidad también necesita espacio para manifestarse y cuando mi mente está en otra parte ni siquiera pienso en ello.

      Mis dos caminos diferentes son estos: por un lado, la consecución
de una situación diversa, a través de un uso particular de la sexualidad, por otro, desplazar la sexualidad hacia otras cosas, transformando la energía. Como un trabajo que produce calor. No te he dicho el tercer camino posible: no perder tanto tiempo en tentativas vanas. Sin hacer discursos elevados: también se puede considerar la sexualidad como un desfogue físico necesario, un vaciado de la columna vertebral. Si no eres capaz de convertirla en otra cosa, es mejor que ciertas tensiones de la energía sexual que se organizan dentro sean expulsadas y liberadas.
      Si la castidad es una solución final, completamente dominada, está bien. Si es como estrategia de imitación o para limitarse, puede ser tan peligrosa como su contraria. Buda lo enseña.
      Sin embargo en el amor lo que más me interesa es la unión de un mundo con otro. Me ha sucedido, durante mis viajes al extranjero, esperar horas en el aeropuerto y observar a los demás para pasar el tiempo: la observación sigue siendo mi actividad principal. Así que, de vez en cuando, me ha ocurrido ver pasar a una persona, observarla y amarla de repente, pero no en el sentido habitual. Sentir que su pertenencia a un cierto mundo, a una vida, a una sociedad, a una familia, era algo que había que amar. Ciertos gestos, cómo se movía, cómo cogía las maletas... Desgraciadamente me ha pasado pocas veces; han sido especiales. Son personas a las que nunca he conocido; nunca sabrán de mi existencia, ni yo de la suya. Son encuentros parecidos a los que se tienen con una flor, en cierto momento de tu vida, una flor cuyo aroma permanece contigo durante mucho tiempo; o el recuerdo imborrable de ciertos atardeceres. Son emociones que van más allá de la atracción sexual, como si te atrajeran a un mundo de valores que para ti tienen un sentido y son un espejismo lejano.

 

 

El peligro de las caídas


      También se puede meditar, estar a un gran nivel y, al mismo tiempo, no haber resuelto problemas muy grandes de ego y de orgullo que te nublan y así, estando en el camino espiritual y habiendo experimentado cosas interesantes y verdaderas, se pueden haber cometido pecados que a veces son incluso peores que los de los hombres inconscientes. Porque un hombre inconsciente puede cometer un pecado mortal que es, sin embargo, un pecado menos grave que el pecado venial de un hombre consciente. Ya sabes que cuando uno cae desde arriba, cuanto más alto, peor es la caída.


Has conocido a hombres importantes en tu vida. ¿Qué te han transmitido? ¿Qué posibilidades te han abierto para ulteriores logros? ¿Hay alguna experiencia en particular?

 

      No se pueden sintetizar porque son muchas. A veces, para el camino que he elegido, no es importante que alguien te cuente secretos. A veces incluso un comportamiento silencioso, pero del cual puedes percibir, por ejemplo, la profundidad de una verdadera esencia, se convierte en una verdadera experiencia. Son cosas que permanecen contigo de forma indeleble: como una cabeza que se inclina para rezar, etc., pero al mismo mismo tiempo, he tenido la fortuna de conocer a personas que también me han transmitido también ciertos secretos, digamos.

 

P.D: Aplazo sine die la continuación de las dos entradas battiateras porque ya no tengo edad para mantener tantos procesos mentales a la vez y me disperso en exceso.

 

 

 

(Continuará en un tiempo...)




26 marzo 2025

BATTIATO REVISITADO

 

Salamanca 2002

 

     Iba a hacerlo con FAITH NO MORE, pero es incompatible con la escritura. Los comentarios, si los hubiere, serán telegráficos, y todos en este post.


SENCILLOS (1965-1970)

     Por suerte, para todo el mundo la carrera de Battiato comienza con “Fetus” (1971), su primer larga duración. Por suerte porque su carrera comienza realmente en 1965, y entre el 65 y el 70 nos deleitó con una infame colección de singles. 14 canciones (más las que escribió para otros, 10, que tampoco hay por donde cogerlas) en las que Francesco Battiato trata de emular a los cantantes melódicos italianos de orquesta sanremista (algo que volvió a hacer en su última etapa con resultados sublimes) y yeyés de toda la vida, y el resultado no puede ser más mediocre, convencional, tanto en la música como en las letras. Nada hacía presagiar el advenimiento del cantante italiano más singular, extraterrestre, subnormal. 

 Lo único salvable: "Iloponitnatsoc" (1969). Costantinapoli (Constantinopla) al revés. Iba a ser el título de su primer disco (según otras fuentes "Mesopotamia"), compuesto de 12 canciones, de las que 6 permanecen inéditas. Las otras 5 no son para tirar cohetes.

https://www.youtube.com/watch?v=J1y0X6PrBys&ab_channel=CanzoniDimenticate 

     La versión en reverso (luego normal, "Costantinapoli") es todavía más bonita:

https://www.youtube.com/watch?v=RdL5ws1sehs&ab_channel=filipponocchia 

 

FETUS (1971) 

     Conceptualmente bastante chorra, como casi todos los discos conceptuales de la época, e incluyo los sinfónicos, los progresivos y los psicodélicos. La escucha la salva las programaciones ratoneras, casioneras. Aún así, un gigantesco paso adelante con respecto a los sencillos.

Favorita: Favorita lo que se dice favorita ninguna, de hecho mi canción favorita del Battiato de 1971 es una que no está en el disco, “La convenzione”, la primera gran canción Battiato 100%.

https://www.youtube.com/watch?v=br_aUOLlsuE&ab_channel=FrancoBattiato-Topic

 

POLLUTION (1972)

     Partiendo de la base de que no soy un fanático de la música progresiva, tampoco de la sinfónica, me falta paciencia, aquí el concepto está mucho más trabajado, hay una cierta coherencia dentro del desbarre generalizado, digno de un disco de Mr. Bungle. El componente flower-power, esos coros acuarianos, de algunos segmentos, digresiones, me echan bastante para atrás. No es un mal disco pero no es uno de mis favoritos.

Favorita: La más ambient del disco, un ambient bachiano, y probablemente la más ridícula por esos sonrojantes sollozos, “Ti Sei Mai Chiesto quale Funzione Hai?”.

 https://www.youtube.com/watch?v=i56bK0wSN4k&ab_channel=MooninJune

 

SULLE CORDE DI ARIES (1973)

      Pasamos de acuario a aries, un pequeño paso para la humanidad, un gran paso para Battiato. Un gran disco de space silvestre, sin el menor miedo al ridículo, hasta los saxazos, los alemanazos, son oportunos.

Favorita: El tour de force “Sequenze e Frequenze”, se os va a hacer corta, y eso no deja de tener su mérito en un corte de 16 minutos.

https://www.youtube.com/watch?v=YPj7Q98JDRs&ab_channel=FrancoBattiato-Topic 


CLIC (1974)

     Es evidente que parte del mismo esfuerzo, trance, creativo del anterior disco, así que lo juzgo casi igual porque me gusta algo menos, muy poco menos, peca de plano. En los 70 ya está completamente desarrollado todo el Battiato posterior.

Favorita: “Ethika for Ethica” una apología del sampler, del plagio, para descubrir nuevos caminos, interpretaciones. 

https://www.youtube.com/watch?v=ie8zZi0_NmA&ab_channel=FrancoBattiato-Topic



P.D: Para amenizaros la escucha y contextualizarla, iré cortando y pegando una traducción propia de varias entrevistas a Battiato (no tengo las fechas ni los autores).

 

 (Continuará algún día...)

MÚSICA PARA CONVENIOS COLECTIVOS: "Midnight - Raga Malkauns" (Medianoche) (4-VII-71 San Francisco) Pandit Pran Nath

 


EL PANDIT PRAN NATH Y EL FLAMENCO

 

      SI al pasar la vista, superficialmente, sobre las cabeceras de los artículos de este número de ABC, la del presente no le dice nada al lector, debe, con urgencia, detenerse en las breves notas que siguen.

      El Pandit Pran Nath representa una de las corrientes minoritarias más importantes que mueve a la Humanidad contemporánea. Es el principal artífice de la tendencia mística oriental, que invade al occidente, a través de la cámara de resonancia norteamericana. La idea clave de su revolución espiritual: “Dios es sonido”.

 

Desde el “Yo soy la luz” evangélico, al

...............

y véante mis ojos,

pues eres lumbre dellos,

y sólo para ti quiero tenellos”


de nuestro San Juan de la Cruz, los sentidos -pero especialmente el de la vista- han sido el camino natural y sobrenatural para llegar a Dios.

      La originalidad del mensaje de este gurú, maestro de meditación del siglo XX, consiste en utilizar, como vehículo para la ascesis, al elemento de mayor popularidad en las masas actuales: el sonido. El sonido en su total desnudez, sin contaminación de idea. No se trata de la palabra fónica, cargada de Logos, de “en el principio fue el Verbo”, sino de la percepción, pura y desinteresada, de notas, que alargadas penetran en el ser, llegando a su última intimidad; lo cual le ayuda a despojarse, al que las capta, de todo lo terreno. Coincide, plenamente, con lo que decía fray Luis de León de la música de Salinas:


A cuyo son divino

el alma, que en olvido está sumida,

torna a cobrar el tino

y memoria perdida

de su origen primero esclarecida.”


      No podemos evitar tener que volver a asociarlo, también, con el santo carmelita, que supo recoger, magistralmente, los efectos trascendentes en el alma, de la musicalidad de la naturaleza:


.............

los ríos sonoros,

el silbo de los aires amorosos,

la noche sosegada

en par de los levantes de la aurora,

la música callada,

la soledad sonora

..........”


      Uno de los discípulos occidentales del Pandit Pran Nath, el norteamericano La Monte Young, se ha dedicado a registrar musicalmente los sonidos naturales: el crepitar del fuego, el aletear de las mariposas... Cuenta cómo le impresionó, en su primera infancia, el ruido del viento, al pasar por las rendijas de la cabaña de madera en que vivía. El nombre de este compositor vanguardista empezó a ser conocido en los Estados Unidos hacia el 1960. Es un buceador de sonidos interiores y un investigador científico de la sonoridad en todas sus proyecciones. Sus estudios le llevaron a interesarse en la música oriental. En el 1970 se puso en relación con el Pandit Pran Nath, después de una ceremonia iniciática se consagraron con el vínculo de gurú- discípulo. Si ello supuso un enriquecimiento religioso y musicalpara el anglosajón, el santón hindú encontró en esta amistad su vía de difusión por el Occidente.

      Intentar describir su canto nos parece imposible. La eficacia del mismo consiste en la capacidad de mantener una nota sin variaciones perceptibles, pero que inserta en el tiempo va experimentando sutiles cambios. La transformación dentro de la monotonía. El ritmo va siendo subrayado por las manos, que se mueven, con estatismo aparente, como las estrellas en el firmamento.

      Es algo muy distinto de nuestro flamenco, pero con muchos elementos comunes. Proceden de un mismo tronco, que el tiempo y el espacio han separado. Las ragas indias de tipo religioso, que entona el asceta oriental, podrían recordar, por su estilo, a las serranas. Sobre todo en el hondo lamento suspendido. Aunque en aquellas no se encuentra el halago de las notas vivaces, que incitan a la sensualidad, y que tienen una misión de contraste en la sequedad cordobesa. También encontramos ecos, por el ritmo lento y la cadencia intensa, en los tientos del Albaicín. De la media granaína tienen la gama de seriedad, pero no la ligereza. Quizá el desgarrón dolorido les acerque a la austera soleá y, sobre todo, a los tarantos de Jaén. El tema minero de estos crea un clima paralelo. Al proceso laboral humano le corresponde la búsqueda íntima del espíritu. Porque el cante del Prandit Pran Nath es un cante hacia adentro, da hipío profundo. Más que saeta en el viento, faceta de una parte del flamenco, es piedra lanzada en un pozo sin fondo, infinita. Esta interiorización es, precisamente, la que le lleva a Dios. A socavarlo en sus propias entrañas. Cada uno lo tenemos dentro, sólo es cuestión de concentrarse para oírlo.

      Aunque se ha señalado, repetidas veces, la religiosidad del cante jondo, no podría hoy incorporarse al ansia de más allá de las nuevas generaciones. Los siglos que le separan de su origen le han ido cargando de los sonidos negros, que genialmente señaló Manuel Torres -y que tanto impresionaron a Federico- que le impregnan de sensualidad y sexualidad, y dificultan su proyección mística. Las ragas incitan a la quietud, a la concentración: al olvido del cuerpo. El flamenco, por el contrario, provoca al movimiento, a la exteriorización: al culto a la carne. Lo cual nos lleva a pensar que el demonio también sea sonido. 

 


Sito Alba – ABC – 29 de julio de 1972

 

https://prannath.bandcamp.com/album/midnight-raga-malkauns 

 

 

 

25 marzo 2025

FLAMENCO PARA SUBNORMALES: "Hommage à Pépé de Alméria" (Homenaje a Pepe de Almería) (1963) Pepe de Almería



 

     El flamenco en España siempre ha estado en manos de cuatro espabilaos, de cuatro oportunistas, y o pasabas por el aro o no te comías un colín, al menos en territorio patrio. Se tiende a asimilar que todos los flamencos que emigraron a Francia, a Bélgica, a Suiza, eran unos mediocres, unos ganapanes, que salían de España porque aquí nadie les tomaba en serio como artistas, como artesanos. Seguro que muchos lo hicieron solo por ganarse la vida, por dinero, las condiciones eran más dignas, pero hubo una inmensa mayoría que lo hicieron por razones ideológicas, para sentirse más libres, también creativamente. Os recuerdo que hubo una Guerra Civil y que gran parte de los artistas, también los flamencos, salieron por patas, no les quedó otra, era eso o la muerte, eran republicanos (de izquierdas y de derechas). El caso es que una vez que cruzaron la frontera se convirtieron en el hombre invisible, y más si hablamos de un guitarrista, que en la época eran menos que nada, el tonto del pueblo, el bajo de cualquier grupo. Si los cantaores de tablao cobraban cuatro duros, pesetas, reales, los guitarristas de acompañamiento trabajaban por la comida y la cama. La mayoría completaban sus ingresos dando clases particulares a aficionados. Hasta que los guitarristas, los tocadores, no empezaron a grabar discos en solitario en el extranjero, en los Estados Unidos y en Francia, la cosa no empezó a cambiar. Pepe de Almería, Pépé para los gabachos, fue uno de estos héroes del mástil que abrieron caminos, que triunfaron en tierra extraña. Era el guitarrista estrella del tablao parisino "Le Catalan" (el propietario era el catalán Joan Castanyer, rebautizado Jean Castanier, amigo de Buñuel y Dalí, pintor, decorador, escritor, director de "Catalanes en Castilla" (1937) y "L´homme qui revient de loin" (1950), y guionista de "El crimen de Monsieur Lange" (1936) de Renoir), el que más entusiasmo levantaba, el que más grabó, acompañando a todos los clásicos del exilio francés: Jacinto Almadén, Rafael Romero, Amalia Román, la Maja de Castilla, Pepe de Granada, José Vargas, Elvira del Albaicín, Chico de Madrid, Pedro de Linares, Pepe de Córdoba, Manolo Leiva, Antonio Vargas "el Africanito", Enrico Orosco, Jesús de Madrid. Su nombre era tan popular, sobre todo en París, le denominaban "el Quijote del Flamenco" (era alto, delgado y moreno), que en estos discos siempre le reservaban varios cortes en solitario, algo que no era muy habitual en la época. Si juntas todos los singles, todos los EPs, más de 10, te queda una muestra muy representativa de su talento, versatilidad, de su innovadora, rotunda, forma de tocar, casi 50 toques. Por supuesto estos discos (editados en los sellos extranjeros habituales: BAM, Président, Symphonium, Barclay, Bel-Air, GEM, Disques Vogue, Discophon), esta repercusión, nunca llegaron a España, sus incursiones en tierra propia fueron escasas. De hecho en España solo se ha publicado un larga duración, el póstumo "La guitarra de Pepe de Almería" (1967) en el sello marginal Mizar (aunque realmente es una reedición con el título cambiado de "Hommage à Pépé de Alméria" (1963) del sello francés Président).

 

 


     La biografía del bueno de José González Rodríguez también es muy interesante. Nació en Almería, en la calle Mirasol del barrio de San Cristóbal (al que le dedica dos maravillosas zambras), el 25 de diciembre de 1917, con 7 años ya destacaba con la guitarra, sus profesores fueron Miguel "el Tomate", Juan Briones y Gabriel Amate. Como buen republicano, llegada la Guerra Civil se exilia a Francia, donde estuvo una temporada en los campos de concentración franceses, que se hizo extensible a los alemanes, Mauthausen, con la llegada de los nazis. Ya fuera, se salvó gracias a sus habilidades artísticas, no le pasó lo mismo a millones de gitanos, se casó con una francesita y tuvo varios churumbeles. Miembro de la Academia de Guitarra de París, formó varias compañías flamencas con exiliados que recorrieron toda Francia. Múltiples grabaciones entre 1954 y 1963, actuaciones en París y alrededores, el cinturón industrial de Saint-Denis, el destino de muchos emigrantes españoles (más de 25.000 (más de 100.000 en París, 30.000 en Marsella y 100.000 en Lyon, vamos que media Francia tiene origen español, extremeño), asistidos por los claretianos, comida y dispensario gratis, por el Real Patronato de Santa Teresa de Jesús, con el que colaboraba habitualmente Pepe, creó una rondalla), y comienzan los problemas de visión que le llevan a la tumba a mediados de los años 60 por un accidente de tráfico. La cultura española le debe un reconocimiento, recuerdo, a estos flamencos exiliados, que expandieron la cultura flamenca por toda Europa. Lo mismo que se ha intentado hacer, con poco éxito, con los escritores.

 

 

 

 

Descarga:

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Propina (todos sus toques en solitario): 

https://mega.nz/file/yWITGYaB#Mb1qDB1TRhhTpb6_dwtVm9MhQFmJewsW06zSAR_Ia7Y

 

 

 

24 marzo 2025

DIOS ES ESPAÑOL: Tres grandes novelas salmantinas desconocidas

 


 

     Ahora que las novelas y series históricas ambientadas en Salamanca se han puesto de moda, y aprovechando el centenario de su charra universal Carmen Martín Gaite ("Entre visillos", 1957), conviene recordar que también se escribieron otras grandes novelas que supieron radiografiar a la perfección su gris realidad en tiempo presente. Espero que sirvan de estímulo para que los escritores charros pisen de nuevo la tierra, el barro.


En orden cronológico:

 

1 - LA NIÑA DE PLATA Y ORO (1938) Mariano Tomás

 



      ¿Y quién es esta joyita de niña? Pues ni más ni menos que Salamanca, la blanca o la negra según la experiencia vital de cada uno. Como nunca hay que volver a los lugares en los que se fue feliz-desgraciado, la única manera de volver a pisar sus empedradas calles es leerla. Y aquí la protagonista absoluta es Salamanca, no solo un áureo decorado. Una Salamanca antropormorfizada, hecha carne de mujer, Aurea Pedrosa. Lo que viene siendo Piedra Dorada, la quintaesencia de Salamanca. De esta buena mujer se enhechiza, como no podía ser de otro modo, un forastero, el príncipe alemán desterrado Federico de Schömberg (el Príncipe alemán y su criado Peter, a quienes conocí en Viena. Entonces, por los años 26 al 30, residían allí muchos príncipes destronados después de la guerra del 14, pues el único reinante era el de Lichtenstein”, Mariano Tomás fue corresponsal en Austria para el diario ABC). La novela la empezó a escribir Mariano Tomás, afamado escritor de novelas históricas con tintes rosados (de ahí al dorado solo había un paso), en Madrid, en mayo-junio de 1936, a punto de comenzar la Guerra Civil. Decide refugiarse en la embajada de Bolivia, de donde sale en mayo de 1937 para dirigirse a Valencia. Allí coge el famoso barco de guerra argentino “Tucumán” (transportó a más de 1.200 exiliados republicanos entre noviembre de 1936 y junio de 1937, entre ellos al portero Ricardo Zamora), que le traslada a Marsella. Después de recorrer Francia de cabo a rabo, llega a Salamanca en los últimos días de mayo. Allí, en concreto en el Palacio de Anaya, sede del Gobierno Civil (y de las secciones de Prensa y Propaganda), ya en manos de los golpistas, vuelve a comenzar la novela, que se había dejado olvidada, y daba por perdida (que va a ser que no: en Madrid, a pesar de los registros que hicieron en mi casa y de los despojos que sufrí, volví a encontrar las cuartillas de la primera novela, que no difiere mucho de la que se imprimió”), en Madrid. La termina en noviembre de 1938 en Valladolid (en Salamanca residió durante 7 meses), y sale publicada en 1939. El origen de la novela, que transcurre durante la postrimerías de la corrupta República, también es conocido: En una fiesta celebrada en Madrid me presentaron a una señorita vestida de charra. Me admiraron su belleza y su traje y le dije que parecía una niña de plata y oro. —Haga usted una novela con ese título... ¡Claro, sin que yo sea la protagonista! —me contestó. Yo se lo prometí y después de madurar el asunto de ella, empecé a escribirla. No recuerdo cómo se llamaba esta señorita y, posiblemente, no sabe que le he cumplido la promesa.”




 

      La novela, salvo una elogiosa crítica de Mariano Fernández Almagro en ABC (casualmente el ejemplar dedicado que poseo de la novela es el que el escritor le mandó al crítico), pasó bastante desapercibida, en Salamanca (“ciudad leonesa”, Reino de León) no tanto, el orgullo chauvinista salmantino siempre es un plus:Me complace extraordinariamente que les haya gustado a los salmantinos la descripción de su Plaza Mayor, única en el mundo. Conozco por mi cargo de Correo Diplomático las más nombradas de toda Europa y hay muchas, más amplias, más pretenciosas, pero ninguna he encontrado que reúna tanta belleza, tanta unidad, que la unidad es también una gran belleza, como la Plaza Mayor de Salamanca.” “La ciudad, digna de nombrarse junto a los museos vivientes, como Nüremberg, Florencia y Toledo. Ninguna plaza en el mundo como su Plaza Mayor.” El epicentro de la novela es la Plaza Mayor (“Las demás plazas del mundo son espacios abiertos, con horizontes más o menos graciosos; pero ésta fue plaza concebida y terminada para Plaza Mayor, más bien, para Plaza Real... ¡Es bonito el nombre! ¡Plaza Real! Y ninguna en el mundo que lo merezca como esta plaza de Salamanca.”), allí surge el flechazo, el hechizo, allí vive el Príncipe, pero no es el único emplazamiento salmantino: la Torre de la Catedral, el Palacio de Anaya, el Palacio de Monterrey, la Clerecia, la Torre del Clavero, la Iglesia del Santo Espíritu, San Esteban, el Novelty, el Corrillo, la Portada de la Universidad, el Puente Romano, el Puente Nuevo, el desaparecido Gran Hotel, el Palacio Episcopal, el Crucero, la Costanilla, la calle Zamora, la calle San Pablo, el Convento de Santo Domingo. También está su espíritu, su esencia: el triángulo Universidad-Toros-Aristocracia, lo que viene siendo su eterna dualidad razón-pasión, saber-poder, pueblo-casta. Dualidad que Mariano Tomás integra de forma armónica gracias a las maravillosas, entrañables, amistades inter-generacionales, inter-clasistas, inter-culturales, entre el Príncipe y su criado Peter, el secundario que se hace con el protagónico gracias a su cuajo, a su empaque, entre el Príncipe y los dos profesores universitarios, don Pedro Ramírez y don Ramón Izquierdo, y entre el Príncipe y el picador Joselillo (“hace bastantes años vivía en la portería de la Casa que yo habitaba y que estaba frente de la Plaza de Toros de Madrid, ya derruida, un picador joven, muy buen chico, formal y educado. Me fue simpático, y a su recuerdo, a su sombra, le di vida en el "Templao" de mi novela. Él se llamaba también Manolo, Manolillo el Aldeano, y todavía lo veo por Madrid muy limpio y muy compuesto.”). Una sana igualdad potenciada por el tema de la novela, el destino, y el amor-desamor, conceptos en los que el libre albedrío ni pincha ni corta. “No bastan intenciones ni propósitos para llegar a un fin. Somos juguetes de los demás; toda voluntad camina prisionera de voluntades extrañas”. Lo que la naturaleza no da, Salamanca no lo presta. Lo popular, Alarcón, se fusiona con lo culto, Shakespeare, dando como resultado una más que entretenida novela de aventuras amorosas escrita con la pulcritud, ironía, sabiduría, de un castellano viejo, albaceteño para más señas. A pesar del título, el libro no tiene nada que ver con la obra de teatro de Lope de Vega (posteriormente adaptada por los Hermanos Machado en 1924), “La niña de plata” (1613), localizada en Sevilla, ni con el contemporáneo ballet andalucista de José Muñoz Molleda, “La niña de plata y oro” (1936-37). La altiva, arrogante, chismosa Salamanca sale por la Puerta Grande (expresión salmantina no taurina, los graduados universitarios salían por la puerta grande de la Catedral) de la literatura, una vez más. Quien quiera saber, a Salamanca a aprender.

 


Uno de los escritores que han experimentado su hechizo es Mariano Tomás, acogido al regazo salmaticense en días de prueba. De la experiencia vivida, ha obtenido una preciosa novela, que deliberadamente excluye temas actuales, por creer el autor, sin duda, que el alma de la ciudad se manifiesta con mayor pureza en lo normal y cotidiano.” Melchor Fernández Almagro

 

 

2 - LA LUZ PESA (1951) Manuel San Martín

 


      Y la tradición, y los tópicos. La novela se publicó en 1962, aunque se escribió en 1951, y de su sola lectura se puede inferir que en los años 60 la libertad de expresión no estaba tan limitada, la censura no eran tan generalizada. Manuel San Martín expone con crudeza, crueldad, cinismo, la cara-b de la posguerra española en una ciudad provinciana (en la línea de “Calle Mayor” y “Nueve cartas a Berta”, sin la condescendencia de Bardem, de Patino), Salamanca, y no de la mano de delincuentes, o no solo, sino utilizando como mensajeros a tres ex-seminaristas, que en el fondo son el mismo, adoptando cada uno una decisión, solución, diferente. Tres vías de redención, tres caminos de perdición, que acaban convergiendo en su divergencia. Eso en cuanto a los tópicos de la literatura franquista, en cuanto a la tradición hay que remitirse a la interna, y a la externa. La interna, la novela filosófica, metafísica, culterana, del charro por poderes Unamuno, o de Baroja, con un plus de sensualidad, de modernidad, y la externa, las novelas existencialistas de Camus y Sartre, con un plus de religiosidad, de herejía. Digamos que “La luz pesa” es la vertiente oscura, activa, de “Entre visillos”, el punto de vista masculino, misógino, aquí la tensión entre carne y espíritu, entre luz dorada y luz pesada, es mucho mayor. San Martín es más naturalista, divaga más (“Manuel San Martín metía el resquemor de la rebeldía en una cobertura intelectual y vitalista.” Manuel García-Viñó), y Gaite más realista, concreta. Si “Entre visillos” no se atrevía a cruzar la frontera del “Barrio Chino”, “La luz pesa” la traspasa con total normalidad. La Salamanca de San Martín es más compleja, completa, recoge su faceta universitaria, religiosa, y su faceta mundana, pagana, sin Eros el Tanatos tiene menos peso. Salamanca la blanca y Salamanca la negra, sexo y oración, goce y culpabilidad, doble placer, literario. Probablemente el debut más potente, maduro, de la literatura española de los 60, magistral como combina realismo con digresiones filosóficas, sueños, la voz de la conciencia. Con muchísimo menos Aldecoa, Fraile, Fernández-Santos, Ferlosio, ocupan un lugar de honor dentro de la Generación de los Niños de la Guerra (lo siento, la etiqueta de “nueva novela española” de Viñó nunca fue una corriente, nunca llegó a cuajar).


Ya el título es todo un acierto. Porque “la luz que pesa” es la Gracia; la Gracia que, en cierta manera, marca; que está omnipresente, incluso en las situaciones más impensadas y en protagonistas insospechados que alguna vez, no obstante, sintieron la pesantez de la luz salvadora en su espíritu. Y ello tanto si la aceptan como si la rechazan.” P.

 

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3 - ES LA VIDA (1954) Ramón Cajade

 



      El afrancesado título (traducción literal de “c´est la vie”, en español sería más apropiado “así es la vida”) puede llevar a engaño, o no tanto. Porque no hay nada más francés que el existencialismo, pero también nada más español que el pesimismo, que el anarquismo, que el dejarse vivir sin excesivos dramatismos ni alegrías, lo que viene siendo una mezcla de ataraxia, de contemplación pasiva, y de resignación cristiana. La vida es como es y así hay que aceptarla, sufrirla. Un fatalismo extrovertido, lúcido, y a la vez misántropo. El español, el castellano, el gallego, vive de contradicciones, de paradojas, que le emparentan más con el charro universal Unamuno, que con el hombre de acción de mesa camilla Baroja. A Cajade la vida no le viene solo a la habitación, va a encontrarla a los bares, a los suburbios, a los pueblos. Para sus maravillosos personajes libertarios, vagabundos vocacionales, bohemios, el verdadero triunfo es disponer de su tiempo, de su aburrimiento. Un espíritu errante, nómada, que para Cajade es esencialmente galaico, por afición, vocación vital, no por necesidad económica. Sus solitarios personajes, perdón personas, hablan como en la calle porque son gente de la calle, no intelectuales, culturetas. Sus diálogos son profundos, sentenciosos, no discursivos, literarios. Hablan con el corazón en la garganta, son brutalmente sinceros, honestos, inocentes como niños chicos. Sus anti-héroes no buscan la realización, persiguen la tranquilidad, vivir al margen de la sociedad, del pensamiento dominante, sin que les molesten, ni molestar, no viven pero dejan vivir. Su agresividad es interna, auto-destructiva, cada cual vive, rumia, en su propia burbuja, pero aún así comparten un espacio común, una camaradería, una humanidad, una solidaridad-empatía entre marginados, inadaptados. Una ternura, romanticismo, de baja intensidad, tan entrañable como el de las mejores historias, amistades, de Jaime de Armiñán. La forma en Cajade no ocupa el primer plano, el hilo estructural se va desenrollando sin que apenas se aprecie a base de encuentros y desencuentros, generalmente casuales, de digresiones, agujeros narrativos, codas, huidas, como si se tratase de una road-movie, de una película de itinerario. Las emociones precipitan los acontecimientos como efecto, no como causa. No hay una voluntad de actuar, hay una asunción de las consecuencias, un dejarse llevar por el torrente de la vida sin estridencias, tragedias, un estoico, anti-tremendista, camino de perfección inconsciente. El austero punto espiritual común entre galaicos y castellanos viejos, Cajade era un escritor gallego, compostelano, trasplantado al páramo castellano, salmantino. En Salamanca vivió y trabajó como Secretario Judicial de 1953 a 1974, sus años más fecundos como creador. El ritmo lento, ensimismado, de Salamanca (que nadie se deje engañar por el aparente bullicio estudiantil, no es más que una tapadera, que una vulgar capa externa, ajena), invita a la reflexión, al auto-análisis. Tres grandes novelas de posguerra, sobre la libertad interior, sobre el peso muerto de los demás, se sitúan en sus angostas, retraídas, calles. “Entre visillos” de Carmen Martín Gaite, “La luz pesa”, del también salmantino Manuel San Martín, y ésta, aparentemente la más modesta, sencilla, y probablemente la que mejor recoge su esencia pasiva, conformista. “Es la vida” es como el Tormes, un río disfrazado de estanque. La vida sin el picardías de la ilusión, o puedes cambiar de sitio, pero el muerto, el cenizo, siempre lo llevas a cuestas, a burro.


El autor ha logrado imprimirle a su relato un sentido impresionista; apenas se detiene en las descripciones, y, sin embargo, los cuatro trazos con que fija un paisaje o un estado tienen mayor fuerza de captación que el trabajo minucioso. Libro, el suyo, de gran intensidad espiritual, ayuno de rellenos literarios y atento tan sólo a las vivencias de cada instante.” Emilio Merino

 

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P.D: ENTRE VISILLOS (1957) Carmen Martín Gaite

                                       Gaite recibiendo la llamada del Premio Nadal
 

      “Me dijo que por qué estaba tan callada, que le contase alguna cosa, pero yo no sabía qué contar.”


      O de la cantidad de tiempo que perdemos en esta vida con personas que no nos interesan ni lo más mínimo, y a las que no interesamos lo más mínimo. Personas que no nos aportan nada, y a las que no aportamos nada. Personas que no tienen nada que contarnos, y a las que no tenemos nada que contar. O dándole la vuelta, de lo importante que es encontrar un interlocutor en esta vida. Alguien con quien poder, querer, hablar. Alguien a quien poder, querer, escuchar. En palabras llanas, amistad o amor, o las dos cosas a la vez. Hagamos una prueba, eliminemos de la lista de “amigos” todos aquellos con los que mantenemos una relación de conveniencia o superficial basada en gustos y aficiones comunes. Eliminemos a aquellos que utilizamos por diversos motivos. Eliminemos también a aquellos de los que dependemos o necesitamos, y aquellos que dependen o necesitan de nosotros. Si realizada la limpia ha quedado al menos una persona que le cree conocer, o a la que cree conocer, con la que se siente cómodo, a gusto, con la que puede hablar, escuchar, es usted un privilegiado, ha encontrado a su interlocutor, alguien a quien amar. ¿Han quedado varias personas? Desconfíe, alguna de ellas le está engañando, espere a que las cosas les vayan bien, o a que sus cosas le empiecen a ir mal, no se preocupe, caerán por su propio peso. Quien tiene muchos amigos no tiene ninguno. Como todo en esta vida, es una cuestión de calidad, no de cantidad. La vida es demasiado corta para tratar de conocer a más de una persona, suficiente tenemos con nosotros mismos. ¿No ha quedado ninguna? No desespere, quedan dos opciones, el interlocutor imaginario, o conocerse a uno mismo, mirar hacia dentro. ¿Inconvenientes? Que para reír o llorar se necesita un espejo, que se conoce menos gente. Habitar la soledad no es fácil, y conlleva el mismo esfuerzo que tratar de habitarla en compañía, sin todas sus ventajas. El silencio está muy bien, pero para que exista se necesita el ruido, las palabras.


                                    La hermana de Gaite comunicándole el Premio Nadal

      Dicho esto vayamos al libro, que trata precisamente de esto, de la búsqueda del interlocutor en una pequeña ciudad de provincias. Búsqueda multiplicada de dificultades debido al ambiente cerrado, opresivo, a la falta de libertad, de intimidad, al que dirán, al cotilleo, a la crítica. Iba a decir el vicio nacional, pero que va, el deporte nacional, una sana costumbre que nos engrandece. La desmitificación, el cuestionamiento, de todo. Nada, ni nadie, queda indemne, incluida la religión, sobre todo la religión. El cinismo elevado a la categoría de arte, la mala leche, la mala ostia, institucionalizadas. Por supuesto sin ninguna capacidad autocrítica, hasta ahí podíamos llegar, el yo es nuestra religión, algo sagrado. ¿Quién necesita a Dios? Si como diría Unamuno: Dios es un loco que se cree Unamuno. Y la envidia, que casi siempre va aparejada, cosa bastante normal en un país en el que el 100% de sus habitantes son genios, o posibles genios. Imposible no envidiar al vecino por suplantar un destino que era el nuestro, es injusto. Si ya es difícil la búsqueda, el encuentro, del interlocutor en unas condiciones favorables de libertad, de multiplicidad de ambientes, ya sean culturales o de ocio, de multiplicidad de personas a elegir o que te elijan, en el ambiente más limitado de un pueblo, o de una pequeña ciudad de provincias, la búsqueda se torna casi imposible. Salidas, pocas, la principal, huir a la gran ciudad, o esperar la llegada milagrosa del forastero redentor. Todavía no existía internet, ni la televisión, ahora las dificultades se han equiparado entre los pueblos y la gran ciudad, se ha universalizado la soledad, la desconfianza, el miedo. Cada bloque de viviendas de la ciudad se ha convertido en un pequeño pueblo en miniatura, con todas sus desventajas y ninguna de sus ventajas, si las hubiere, principalmente la mayor cercanía con la naturaleza, o al menos lo que queda de ella. Todos los avances en las comunicaciones lejos de acercarnos a los demás nos han aislado cada vez más, hemos dejado de mirar a nuestro alrededor para mirarnos a nosotros mismos. Solo en apariencia, si así fuera habría supuesto un avance, pero no es así, solo nos quedamos en la superficie, en nuestros deseos y necesidades. Nos hemos convertido en una sociedad de consumo de nosotros mismos, y a los demás, en objetos intercambiables de consumo. Han convertido lo lejano en aparentemente cercano, y lo cercano en lejano.


                                   Celebrando la victoria del Nadal con su hija La Torci

      Es más fácil comunicarte con un amigo o un familiar por whatsapp o e-mail que comunicarte con él en persona. Sin el intercambio de miradas, de palabras cara a cara, desaparece la comunicación. Vivimos en la era del espejo, la era en la que la amistad, el amor, solo son reflejos idealizados de nosotros mismos, la era del engaño, si al menos fuera del desengaño habría esperanza. Para quitarse las caretas primero hay que saber que se llevan puestas, y no es sencillo, corremos el riesgo de que debajo de la máscara no haya nada, o que lo que encontremos no nos guste demasiado. Que no cunda el pánico, todos somos iguales asomados al interior. Las diferencias son de matiz, no nos vayamos a creer tan especiales, tan individuales. Saquemos para fuera esa igualdad y seamos felices, los unos sobre los otros, que es menos aburrido que rumiar la soledad a solas. Sin engañarnos, solos estamos desde que nacemos hasta que nos morimos. Se trata de compartir nuestra soledad, no de dejar de estar solos, de habitar nuestra soledad con un interlocutor.

 

                 Carmen Martín Gaite después de recibir la llamada del Premio Café Gijón (1954)
 

 

 

 

 

23 marzo 2025

MÚSICA PARA CONVENIOS COLECTIVOS: "Todas sus grabaciones para Primary" (1960-1964) Fred Bongusto

 


 

     No es casualidad que casi todos los grandes crooners americanos sean de origen italiano, Perry Como, Frank Sinatra, Dean Martin, Vic Damone, Al Martino, Tony Bennett. Italia es la cuna y la tumba de los cantantes melódicos románticos, en los años 40, 50 y 60 hicieron más por la natalidad, por la aproximación de cebolleta en los guateques, que el reguetón en la época actual. A la elegancia natural de los italianos, con los mismos mimbres los sevillitas parecen unos horteras, se le suma el italiano, el idioma más cálido, sentimental, del mundo. La fama de conquistadores es de todo menos fama, una realidad empírica, objetiva. El chiquitín Alfredo Buengusto, óle, es de los cantantes italianos de la época menos conocidos en España, de su etapa dorada, los años 60, apenas nos llegaron un puñado de EPs gracias a Belter que pasaron bastante desapercibidos (en los 70 tuvo el habitual disco "Canta en español", que sólo tuvo cierto éxito en la Argentina). Una verdadera injusticia porque es de los baladistas italianos más brillantes, elegantes, en la línea de Sinatra y Nat King Cole, de hecho es el crooner (en Italia con mucho mejor buengusto los denominan "cantantes confidenciales") más canónico de todos ellos. Su primera época en el sello Primary, del que era la estrella absoluta, cuando cambió de sello se hundió en la miseria, 43 canciones, es la versión accesible, comercial, ligera, de Luigi Tenco, es decir, canciones de amor y despecho más grandes que la vida, sin necesidad de rasgarse las venas, como mucho rascarse las venas, con orquesta de fondo y tono de voz predictor. A nivel mundial su canción más famosa es "Una rotonda sul mare", pero ni de lejos es la mejor, tiene maravillas como "Amore fermati", "Doce doce" o "My love is dead". Si tenéis la típica tarde tonta de domingo, y no os apetece ver vídeos de Try On Haul, esta es la elección perfecta, melancolía lírica al dente. 

 


 

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ENTREVISTAS A FRANCO BATTIATO (Traducción propia)

  Meditación       Nací en 1945, pero mi vida empezó a definirse como tal cuando descubrí la meditación, a principios de los años setent...