25 noviembre 2022

MEMORÍA (2022) Juan Sebastián Bollaín (Editorial Barrett)

 



     Las Memorias es el género literario peor definido, lo más justo sería llamarlo Desmemorias, o siendo más preciso, Memoria Selectiva. Llevando más lejos, al extremo, la cita de Coetzee con la que casi se abre el libro, “nuestras mentiras revelan tanto de nosotros mismos como nuestras verdades”, las mentiras, los lapsus, dicen más de nosotros mismos que nuestras verdades, si las hubiera, porque es nuestro yo verdadero, aspiracional, soñado. Lo que deberíamos haber sido, vivido, si el mundo, todo el mundo, hubiera puesto el foco en nosotros, como realmente merecíamos, creíamos merecer. Toda Memoria, y más en el caso de una Memoría, es un acto desesperado de comunicación, de megalomanía, de afirmación personal. Nada que objetar, aspirar a la inmortalidad, al reconocimiento, admiración, es tan humano como respirar, sobre todo para los seres humanos para los que respirar no es suficiente, se queda corto, muy corto. Al artista le gustaría poder vivir sin verse como diría Lorca, pero no hace otra cosa a lo largo de su vida, de ahí que sus relaciones con los demás, con la realidad, sea tan complicada, imposible. En una Memoria no importa tanto la letra, la historia, como el espíritu, el cómo. Si de una Memoria no sales conociendo, apreciando u odiando, a la persona, no ha merecido la pena su lectura. Y como en este caso ya la conocía de antes, las relaciones epistolares son más profundas, desnudas, que las reales, puedo afirmar que en estas páginas está Juan, está su humor auto-destructivo, sus juegos de palabras, su pasión por las paradojas, por la transgresión, su anarquista individualismo, hedonismo, disfrazado de humildad. La máscara con que los genios, los visionarios, aspiran a ser aceptados por los demás. Bollaín hasta cuando habla de los demás habla de sí mismo, de sus miedos, de sus debilidades, de sus contradicciones. Bollaín no se esconde, es tan crudo, honesto, visceral, como en sus películas, su historia es la historia de una impotencia colectiva, que se acaba transformando en una victoria personal por perseverancia, voluntad, talento y suerte. Proceso análogo al del su adorado Betis, que inesperadamente ha opacado el brillo de su vecino rico, ilustrando el dicho de quien ríe el último ríe mejor, y tanto Bollaín como el Betis han adelantado por la izquierda a los inquisidores de turno. También se puede ser del Betis, manque gane. Porque Bollaín gana con esta Memoría, porque se descubre a sí mismo, y a los demás, como un gran escritor, como un gran poeta, capaz de trascender lo personal, la enfermedad, para habitar el terreno del arte, de la utopía, esa tierra de nadie que solo saben navegar, y apreciar, los elegidos. Morir es algo circunstancial, una anécdota, lo importante es que la muerte te pille vivo, que morir no sea una redundancia, y este libro es uno de sus rascacielos-polla, una eyaculación de vida, de creación. El canto de cine, el making-of, de un Grandísimo Hijo De Parking, por el que los coches pasan, y sólo él permanece, porque en el margen yo me hago mi camino, que lleva cerca y lejos; sin voz y sin palabra, en el margen estoy. (Robert Walser).


https://editorialbarrett.org/



19 noviembre 2022

AN UNMARRIED WOMAN (Una mujer descasada) (1978) Paul Mazursky

 



     El feminismo en España ha perdido por completo el oremus. Desde que se ha convertido en un negocio, muy lucrativo, sueldos por encima de los 100.000 euros, ya no lo reconoce ni la madre que lo parió. La otrora búsqueda de la igualdad, objetivo que sigue siendo justo, válido, aunque el feminismo subvencionado ya no lo persiga, se ha transformado exactamente en todo lo contrario, en la persecución por cualquier medio, incluso judicial, de la desigualdad, del trato de favor. Buscar la igualdad redactando leyes desiguales, injustas, es un completo contrasentido, una negación del feminismo, crear un ministerio que se llame de igualdad en el que solo hay mujeres, lo mismo. Duele decirlo, pero en España el feminismo, lo mismo le pasa a la izquierda en general, ya no existe, es hembrismo, sectarismo, puro y duro, odio irracional, interesado, al hombre. Sin desigualdad no hay negocio, se acaba el chollo. En alimentar el odio al hombre les va el sustento, la supervivencia. Seguiré luchando contra el machismo, y contra este “feminismo”, la misma perra con idéntico collar. Y que mejor manera de hacerlo que reivindicando la primera, y la mejor, gran película feminista del cine americano, feminismo del bueno, del que denunciaba el machismo, y mostraba el camino de la liberación de la mujer. Que básicamente consiste en hacer lo que le venga en gana sin atenerse a las expectativas, limitaciones, de los demás, no solo de los hombres, las mujeres también saben ser muy castradoras, talibanas, vampiras. Incluido el sexo, pasar de ser un simple objeto de deseo, a sujeto activo, deseante. La película recoge este doloroso proceso, el del paso de la pasividad, de la seguridad del a mesa puesta, también llamado matrimonio, a la independencia, afectiva y económica, con humor, sarcasmo, crueldad, sin enarbolar falsas banderas amoratadas ni rompeduras de sujetador. Mazursky, el Sautet americano, deja que sus personajes femeninos se equivoquen, lloren de frustración, de rabia, son heroínas sin capa, con complejos, debilidades e indecisiones, vamos humanas, personas unisex sin lenguaje exclusivo.







PRÓXIMAMENTE: DIOS ES ESPAÑOL (Cultura española para hispanófobos)

  EXORDIO Sangre y sol      No todo el mundo ha tenido la tremenda suerte, desgracia, de haber nacido en España, es una evidencia estadís...