18 julio 2021

LOS ÁNGELES EXTERMINADOS (1968) Michel Mitrani (y José Bergamín)

 


     No deja de ser significativo que la película más kamikaze, española con mayúsculas, de la historia del cine español, la haya perpetrado un francés (nacido en Bulgaria), Michel Mitrani, para la televisión francesa (casi todo el equipo técnico es francés, y el elenco de actores español, la mitad residentes en España como Francisco Rabal, María Cuadra o Mario Moreno, y la otra mitad “niños de la guerra” que desarrollaron casi toda su carrera en Francia, como José María Flotats, Paloma Matta, muy popular por la serie “Belle et Sebastien” (1965) y Adelaida Blázquez, posteriormente escritora en francés), eso sí, escoltado por José Bergamín, el miembro de la Generación del 27 con menos talento, o menos suerte, que en el fondo viene a ser lo mismo. La idea es sencilla, suicida, tratar de hacer una película con una selección de textos de la historia de la literatura española, hecha por el exiliado Bergamín, y que la cosa no resulte un simple corta-pega, un teatrillo de provincias. Y a fe que lo consigue, que diría un castellano viejo. Porque lejos de resultar un gazpacho sin orden ni concierto, la cosa funciona, la suma es mayor que las partes, tiene espalda, columna vertebral (el hilo conductor, el nexo de unión, no podía ser otro que el Lazarillo de Tormes, el español al cubo, Don Quijote no deja de ser un crítico, un diletante), sana irreverencia, desmitificación, y humor, mucho humor, algo profundamente español. Los franceses son incapaces de cuestionar a sus clásicos, de reírse de ellos, para los españoles despreciar lo valioso es una religión, una forma de estar en el mundo sin el sobrepeso castrante de la tradición, de la autoritas. Como no podía ser de otro modo la película empieza con un entierro, con la muerte, la gran pasión de los españoles, a la par que el sexo, la comida y la bebida. El español es hedonista, materialista, porque no hay un minuto de su vida en el que no tenga presente la muerte, lo efímero de su paso por este valle de lágrimas. Somos muertos de permiso, en excedencia, y el que no lo quiera ver, asumir, al que le dé yuyu, cosica, que se haga protestante. El discurso sobre la muerte del torero Dominguín es absolutamente sublime. 





     Bergamín, con la brillantez, precisión formal, experimental, de Mitrani, extraen el tuétano de la esencia de lo español, de su idiosincrasia apasionada, arrebatada. Trazan un itinerario cultural, histórico, un imaginario colectivo, que acaba siendo un strip-tease espiritual, individual, una sopa de ajo con más ajo que pan. El Siglo de Oro encara la modernidad, la posmodernidad, con la santa pachorra, libertad, de un juglar medieval. “El séptimo sello” (1957), “El manantial de la doncella” (1960), versión castiza, es decir, con más chicha, canne, que pescado de cuaresma. Si “Cómicos” (1954), “El viaje a ninguna parte” (1986) o “Lejos de los árboles” (1963-71) os parecieron profundamente decepcionantes, aquí tenéis el antídoto, el talismán. El "Tríptico Elemental de España" (1955-61) de Val del Omar (más Patino, más Berzosa, que colabora en la película, más “El fantasma de la libertad” (1974), cambiando libertad por muerte) para todos los públicos, para calenturientos hispanistas de corrala. La vida como juego, como actuación, el cine como la gran comedia del mundo. “La barraca” de Lorca (la voz del narrador, locutor de Radio París, es de Julián Antonio Ramírez, que fue miembro de "La Barraca") pasada por el tamiz de Santa Teresa de Jesús. Una elegía a la muerte desde el amor, correspondido en el más allá. En España se estrenó en la Filmoteca en 1983, vamos que no es invisible para los españoles, es lo siguiente. El título (en principio estaba previsto que en España se estrenara como “El Greco”) puede parecer una simple parodia, variación, de la película de Buñuel “El ángel exterminador” (1962), pero en este caso la gallina fue antes que el huevo, fue Bergamín el que regaló el título a Buñuel, así que es una reinterpretación irónica de su propia creación.





Me gusta el fuego y la ceniza, me gusta el humo. Me gusta el fuego cuando se vuelve ceniza. Cuando se disfraza el humo. Humo de sombra que se deshace en las nubes. Alas en llamas del ángel, arder. Alas de ángel exterminado.” José Bergamín




P.D: No fue la única colaboración entre Mitrani y Bergamín, en 1971 volvieron a hacer otra película juntos para la televisión francesa, “Reportaje sobre un esqueleto, o máscaras y bergamascos”, esta vez centrada completamente en la figura de Bergamín, que incluso actúa, aunque el resultado es mucho más mediocre, es demasiado francesa, pretenciosa.










2 comentarios:

  1. Es la de Manuel Altolaguirre la película más kamikaze del cine español a fuer de no saber. El sueño de otra cópula hispanoamericana, como diría Abel Posse. Tienes que escribir sobre ella.

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    1. Hombre, qué recuerdos de mis tiempos Abel Posseros.
      No la he visto, ni creo que pueda verla, pero la combinación Altolaguirre-Fray Luis promete. De todos modos estoy de retirada.

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