27 enero 2023

CON FIN

 



     Hay dos tipos de cinéfilos, los que funcionan por adicción, y los que operan por sustracción. Los primeros van engrosando sus listas de películas favoritas hasta que adquieren dimensiones ridículas, los segundos van afinando sus listas con los años, prescindiendo incluso de películas que antaño reivindicaban como posesos. Los primeros son deshonestos consigo mismos, y con los demás, salvo que no se hayan tomado la molestia de volver a ver sus películas favoritas, que de esos hay muchos en España, el país de la cinefagia. Los segundos van evolucionando con los años, la madurez también se nota en la mirada, y lógicamente cada vez les valen menos películas, aunque se caigan películas, directores, esenciales en su crecimiento como cinéfilos. El gusto se depura revisando, seleccionando, podando. Mi lista de películas descartadas con los años, es bastante más numerosa que la lista de novedades, cada actualización de una de mis antolejías es una auténtica escabechina, casi siempre inesperada. Que se te caigan películas que entraban con la goma, el notable bajo, tiene su lógica, pero que se te caigan películas que estaban en tu lista de 10 es hasta doloroso. Como todo en esta vida tiene un principio y un final, he decidido poner fin a mi etapa como activista cinéfilo realizando una última actualización de todas mis antolejías, y alguna nueva. Un balance final que va a ser mucho más estricto que los anteriores (salvo una nueva dedicada a las comedias, en la que la forma no primará sobre la risa), se acabaron las caras-b, postdatas, y las listas de 100 con varias películas por número. Solo películas de notable alto para arriba, que no se puedan caer por cuestiones estrictamente subjetivas. Un ajuste de cuentas con mi propia cinefilia, que siempre ha ido encaminada hacia la pureza formal, hacia el silencio. En principio habrá dos versiones de cada antolejía, una mucho más abreviada con imágenes, que se pueda hojear en menos de una hora, y otra más extensa para los más cafeteros. El objetivo es terminarlo todo antes de que acabe el año, así que seguramente no habrá muchas actualizaciones en el blog. Sé que el cinematógrafo ya no le importa a casi nadie, pero a mí sí, y no quiero dejarlo con la sensación de no haberlo dado todo. Que por mí no quede.




21 enero 2023

OKNO NA PODWORZE (La ventana indiscreta) (1979) Marcel Lozinski

 



      Comienzo con un cebo para los amantes del cine clásico: Alfred Hitchcock. Solo con eso, algunos ya empezarán a salivar. Si añado “La ventana indiscreta”, el resto tendrán que sacar un pañuelo. Hasta aquí el cebo, ahora viene la cruda realidad. El polaco Lozinski, tomando como punto de partida la película de Hitchcock, en apenas tres gloriosos minutos desmonta todo el cine clásico, y el manierismo de Hitchcock, el mago del suspense, de la manipulación. Lozinski suprime cualquier amago de épica, de drama, en el acto de mirar, y ser mirado. Devuelve a la mirada su función básica, esencial, la de observar la realidad, la cotidianidad, sin esperas, sin progresión narrativa. Lo que hacíamos todos cuando éramos pequeños, desde el balcón, o desde las ventanas que daban al patio de luces, dejarnos fascinar por el simple movimiento ritual de la vida, de las personas, mientras realizan sus actividades domésticas (la base de la posterior película de Akerman), sin más, sin menos. Cualquier imagen descontextualizada es misteriosa, por vulgar, rutinaria, que sea. El irónico Lozinski resucita a los hermanos Lumière, y los planta delante de un espejo. Metacine costumbrista, de andar por casa. Menos es más, gordo cabrón. Todos somos porteras.


https://mega.nz/file/bWRS3D7Q#VitwOJvHy5pxmEYWmpQxVWk9cA3zFXobQJu7A_15hm8





END OF THE ROAD (El final del camino) (1970) Aram Avakian

 



     A priori, no me gustan las rubias, pero como soy una persona de bien, jamás le haría un feo ni a una rubia ni a una pelirroja, en la vida siempre hay que aceptar un cierto grado de sacrificio. Lo que ya me costaría más aceptar es que esa rubia dijese que la Edad de Oro del cine americano es los años 40 y no los 70. A lo mejor con un par de copas de más y en invierno, o en época de berrea, haría una excepción, pero me costaría, lo consideraría un martirio. Los 40 es la Edad Dorada del cine literario, del cine entendido como narración (historia-personajes-cámara invisible), la cumbre de la novela popular en imágenes. Los 70 su Edad Dorada a secas, la década en que el cine americano empezó a cuestionarse a sí mismo, y a los valores asociados al sueño americano, al capitalismo. Y no hablo solo del cine experimental-etnográfico, que desde los 60 hasta la actualidad es casi intercambiable, un magma indefinible de imágenes insustanciales montadas, rodadas, sin el menor sentido del tiempo, del espacio, sino del cine crepuscular, relectura distanciada, politizada, del cine de género, y del cine fronterizo, aquel que desdibuja las fronteras entre ficción y realidad. Esta película es una mezcla de las tres categorías, cine experimental (Conner) fronterizo (Kramer) crepuscular (Altman). Un combo que la convierte a la vez en algo muy accesible, reconocible, y al mismo tiempo en algo muy bizarro, muy absurdo, muy Ionesco, muy Beckett, “Esperando a Godot”. Su equivalente musical sería un disco de los también armenios-americanos “System of a Down”, que a pesar de las continuas sorpresas, continuos cambios de ritmo, no deja de ser rock alternativo tradicional (lo sé suena paradójico), una ligera evolución de “Rage Against the Machine”, otro grupo politizado al extremo. No confundir con el panfletario cine político europeo, casi siempre perpetrado por hijos de papá con remordimiento de conciencia, con subconciencia de clase, al menos en sus películas, en la vida real lo sobrellevaban con diletante estoicismo burgués. Siguiendo con el paralelismo musical, en esta película también lo más importante es el ritmo, su sincopado, contrapuntístico, montaje, se nota que Avakian (que a punto estuvo de desplazar a Coppola de “El Padrino” por inútil, no andaba muy desencaminado, a partir de ahí apenas volvió a trabajar, tampoco es una gran pérdida para la historia del cine, “Cops and Robbers” (1973) y “11 Harrowhouse” (1974) son dos comedias bastante intrascendentes) es quien está detrás del la edición de la película de culto del Festival de Newport, la famosa “Jazz on a Summer´s Day” (1958), de “Lilith” (1964) de Rossen, y que su hermano George Avakian, el encargado de la música, es un legendario productor de jazz (grabó con todos los grandes en Decca, Columbia, Pacific, Warner, RCA). Además de por el montaje, la película se sostiene por el duelo interpretativo del dúo de protagonistas masculino, un histriónico James Earl Jones (“La gran esperanza blanca”, la voz de Darth Vader), y un hiperfotogénico Stacy Keach (“Fat City”), el labio leporino mas famoso de la historia del cine, el legendario Mike Hammer. Su hieratismo, su estatismo, rigidez, contrasta con el montaje, y sobre todo con la violencia de las imágenes. Digamos que Keach es la estupefacción, la parálisis, del gregario americano medio, eterno boy-scout, ante el desmoronamiento de todos los valores tradicionales. El estado de catatonia de aquel que no sabe por donde tirar, porque el pasado ya no le sirve como elemento de referencia, de seguridad, de estabilidad, el presente es un caos, un delirio, y el futuro, abortado antes de nacer, ni se atisba. La típica desorientación, inmovilismo, impotencia, de las etapas de transición, post-pandémicas, y la infantilizada, violenta, América con la muerte de Luther King y Kennedy, y la guerra del Vietnam, estaba más perdida, desorientada, que Joe Biden en un mitin. Por supuesto, se estrenó sin pena ni gloria en los Estados Unidos, la calificaron como X por un insignificante desnudo frontal masculino, y en la vieja Europa ganó el Festival de Locarno, cuando Locarno apostaba por el cine más arriesgado, radical, y no era una Semana Cultural de urbanización. Una película pretenciosamente adulta con apariencia de juego infantil, una alegoría del final de la inocencia, vital, política, de los americanos. “La ausencia” de Peter Handke del cine americano, sin su asiático rigor formal, ni sus agujeros, pero con un plus de nihilismo. América pierde pie.




La vida no es sino una sombra caminante. Un pobre actor que se pavonea y apura su hora en el escenario y luego no se escucha. Es un cuento dicho por un idiota lleno de sonidos y furia que no significan nada.”


https://mega.nz/file/ye4DQIoR#mnztHrJ_Dvw-XHYOibQJr37yrhEg-Ap8z2cOXai2SMQ



20 enero 2023

DOS PELÍCULAS MALAS, SIN AVARICIA


LA MUERTE ES PUNTUAL (1967) Sergio Véjar




     Como buen tímido extrovertido, soy acuario pero me tocaba ser aries, soy sietemesino, siempre me han gustado mucho los culos, desde un punto de vista estrictamente heterosexual, ni de pequeño me gustaba chupar caramelos, los mordía, los muerdo. Para un tímido extrovertido dar la espalda, ver sin ser visto, la esencia del cinéfilo, del voyeur, siempre es mucho más fácil que dar la cara, los culos son el espejo del alma, un universo en sí mismos, una abstracción. Los culos estimulan la imaginación, las expectativas, la de culos bonitos que volteados se convierten en caraculos. Según el pichabrava de Freud, esta fijación en la fase anal significa que tienes tendencias sadomasoquistas, que asocias el placer con el dolor. Pues va a ser que no, es una mera cuestión estética, formal, las manos están diseñadas para coger, y lo redondo, lo que sobresale, llama más la atención, puro darwinismo táctil, visual. Todo este bonito preámbulo para decir que gracias al perreo, al reguetón, le estoy cogiendo manía a los culos, algo que nunca le perdonaré a los latinos. Estos bailes anti-sensuales han convertido el culo en una lavadora, en una centrifugadora, algo que impide la sana contemplación reposada, estatuaria. Digamos que hemos pasado del plano fijo a la steady-cam, del cine observacional al cine de acción. ¿“La muerte es puntual” es una película de culos, clásicos o posmodernos, lo que viene siendo gordos o panaderos? Pues de nuevo va a ser que no, lo único que une esta introito con la película es el hecho de que la dirige un mejicano, siento decepcionaros. Salvo que seáis “solteros pero aventados”, porque entonces la película os puede interesar, mucho, incluso a los casados. Y si os gustan las ostias como panes, ya ni os digo. La secuencia inicial, 6 minutos de mamporros, que de tan exagerados te acaban provocando la carcajada. Lo malo, que el resto no es una parodia de película de cine negro a lo Kitano, es una película que se toma en serio y ahí es donde pierde toda su gracia. Resumiendo, que la primera secuencia es un culo respingón, que en cuanto se da la vuelta te tienes que cambiar de acera. Dios da bragas a quien no tiene culo.


https://www.youtube.com/watch?v=iN_gQALRYmQ



LES STANCES À SOPHIE (Las estancias de Sofía) (1971) Moshé Mizrahi




    Hay poquitas cosas que envejezcan más rápido que una polémica, que una provocación. Hablo de cuando existían las polémicas, las provocaciones, de cuando una obra de arte alcanzaba algún eco en la sociedad, la revolvía de algún modo. Ahora no, como todo ofende, nada ofende. Antes de que pueda calar en la sociedad ya ha aparecido una nueva, sepultada al día siguiente por otra. Ya no se queman librerías ni salas de cine, los escritores, los directores, son tan anónimos como en la época del cine clásico. La política de autores ya solo sobrevive en los festivales, y en las revistas, si es que siguen existiendo, lo desconozco. Cada vez tengo más claro que solo existe la política de películas, que son muy pocos directores, poquísimos, los que merecen la pena ser singularizados, destacados. La polémica que a nivel nacional, Francia, suscitaron libros como “La casa del pecado” de Marcela Tinayre, “Claudine” de Colette, “Bonjour tristesse” de Françoise Sagan, “El equipaje de arena” de Anna Langfus, o “El reposo del guerrero” de Christiane Rochefort, casualmente todos escritos por mujeres (o no tanto, una polémica protagonizada por una mujer, a ser posible joven, y atractiva, siempre despierta mucho más morbo, y más cuando las mujeres apenas pintaban nada), sería inviable en la actualidad, pasarían completamente desapercibidos, el sexo y los amores intergeneracionales son el pan nuestro de cada día. Lo que es transgresor en el presente, en el futuro puede ser la cosa más inofensiva, cotidiana, del mundo. La liberación de la mujer en los años 60 y 70 tenía un componente revolucionario, escandaloso, que hace tiempo ha caducado. El feminismo occidental ya solo vive de la exageración, de la artificial confrontación entre hombres y mujeres. Afganistán ha desnudado muchas hipocresías, muchas frivolidades. El primer libro de Christiane Rochefort, “El reposo del guerrero”, levantó ampollas, eso de que una burguesita descubra el sexo, el alcohol, la degradación, y no le haga demasiados ascos, era algo inconcebible. Por supuesto Brigitte Bardot, la Patricia Conde francesa, corrió a hacerse con los derechos, y su maridito, el intrascendente Vadim, hizo el trasvase al cine, el habitual vehículo para el lucimiento, físico, de B.B., incluyo la hipersobrevalorada “El desprecio” de Godard. A pesar de la mediocridad de la película casi tuvo 3 millones de espectadores. La segunda adaptación de uno de sus libros, “Les stances à Sophie” (1971) de Moshé Mizrahi, no tuvo la misma suerte, a pesar de ser igual de mala, que la etiqueten como parte de la nouvelle vague es casi un mal chiste. Cuando la banda sonora ejecutada por el “Art Ensemble Of Chicago”, que tampoco es para tanto, es lo único por lo que se recuerda, por algo será.


                                            https://www.youtube.com/watch?v=JmN9rkVfsmo





17 enero 2023

HEINRICH (Enrique) (1977) Helma Sanders-Brahms

 



     Siempre que me han llamando Romántico en la vida real, y han sido unas cuantas, he apostillado, alemán. Una forma de rebajar el componente atildado, melifluo, delicado, del término. Una forma de incorporarle un plus de violencia, de tragedia, de desesperación. Algo que no tiene en la misma medida el romanticismo italiano y anglosajón, el ruso sí (Pushkin, Lermontov), el español nunca ha existido. Lógicamente los que mejor han hecho el trasvase al cinematógrafo han sido los propios alemanes (Schroeter, Syberberg, Fassbinder, Herzog), y los alemanes por poderes, los portugueses (Oliveira, Morais). Con un par de excepciones latinas, “El diario de Adela H.” (1975) de François Truffaut, y “Un invierno en Mallorca” (1969) de Jaime Camino. Como se puede ver, todos hombres, las pasiones desaforadas, suicidas, están mal vistas en las mujeres, salvo que te llames Emily Brontë o George Sand. O Helma Sanders-Brahms, que en sus primeras películas se dedicó a explorar el trabajo (“El terremoto en Chile”), y la biografía (“Heinrich”), del romántico alemán por antonomasia, el poeta Heinrich von Kleist (1777-1811). Los pobrehombres Nietzsche y Wagner eran dos románticos de mesa camilla, de chocolate con churros. Kleist no, Kleist, como los románticos rusos, llevó sus ideales literarios a la realidad, su búsqueda del absoluto no fue solo una pose creativa. Ya os podéis imaginar el final. Lo que no os podéis imaginar tanto es que el Romanticismo alemán tiene su origen en una tertulia de mujeres, “Universitätsmamsellen” (Señoritas Universitarias), cinco pioneras de la liberación de la mujer: Caroline Schelling, Philippine Engelhard, Meta Forkel-Liebeskind, Therese Huber y Dorothea Schlözzer. En los salones de Caroline se juntaron todos los escritores y pensadores del Romanticismo. Sin Adolfine Vogel, “Henriette Vogel”, su musa en la vida y en la muerte (estaba enferma terminal de un cáncer de mama, este episodio también ha inspirado otra película, la irónica, gélida, anti-romántica, “Amor loco” (2014), de la austriaca Jessica Hausner), el absolutista megalómano Kleist no sería Kleist. ¿Helma Sanders está a esa altura romántica? Pues sinceramente no, ni en esta película, ni en ninguna (infinitamente mejor la obra maestra de Syberberg, “San Domingo” (1970), inspirada muy libremente en la obra de Kleist). ¿Y entonces a que viene este texto? Pues una excusa como otra cualquiera para hablar de Kleist, de Cioran: “Es imposible leer una línea de Kleist sin pensar en que se mató. Es como si su suicidio hubiera precedido a su obra”.




15 enero 2023

HOLLYWOOD GO HOME! (¡Hollywood a tu puta casa!) (100 películas formales) - PRÓXIMAMENTE

 



INTROITO


     Hay personas que no ven la forma, el lenguaje, de las películas, es un hecho. Algo que en principio no es bueno ni malo, luego matizo. Son los espectadores favoritos de los directores, y sobre todo de los productores. Los únicos que todavía acuden a los cines como quien va a misa, por costumbre. Son los que cuando hablan de una película te hablan de la historia y de los personajes. Vamos que encajarían a la perfección en cualquier club de lectura, o como jurado en un festival de cine español. Sin ellos el cine considerado como industria, como negocio, desaparecería por completo. Todas las escuelas de cine y de interpretación, todos los cursos de guión, de literatura creativa, tendrían que echar el cierre. Sin su perseverancia pagana, toda la crítica mundial tendría que comer altramuces. Luego si lo vemos desde un punto de vista estrictamente económico, macroeconómico, PIB, son completamente necesarios, imprescindibles. No es lo único bueno, no apreciar, ni tan siquiera ver, la forma, el lenguaje, amplía, y mucho, la base de películas que te pueden gustar, entretener. Basta con que te guste un actor, o unos diálogos, para que esa película entre en tu lista de películas favoritas del año. El inconveniente, que todas esas películas suelen ser de usar y tirar, volver a verlas carece de aliciente sabiendo la historia, el final, salvo que quieras aprenderte los diálogos, o te hayas enamorado platónicamente de algún protagonista y necesites verlo como quien acude a una romería. No estoy criticando, juzgando, a estos espectadores, porque en su mayor parte si no son capaces de ver la forma, el lenguaje, no es por incapacidad o falta de inteligencia, sensibilidad, es porque nadie se ha tomado la molestia de enseñarles. También los hay que no quieren que les enseñen porque no quieren perder la “magia” del cine, la “ilusión” de que lo que ven en la pantalla es algo real, un producto que surge por generación espontánea. Los mismos que con cincuenta años todavía se levantan con cierto nerviosismo el día de los Reyes, babean con el Circo del Sol, y cuando ven una cigüeña en el cielo esbozan una ligera sonrisa. Si no te han enseñado que existe una cámara, unos encuadres, un guión, un montaje, una gramática, que puedes seguir o traicionar a capricho pero desde el conocimiento, que existe algo llamado el tiempo y el espacio, y que todo eso tiene un significado muy preciso, o impreciso, pero significado, pues es muy complicado que lo aprecies, que lo disfrutes. Obviamente esto te permite que la experiencia de ver una película sea algo más rica, profunda, que con un solo plano, o solo con su duración, alcances el orgasmo, visual. El inconveniente, que esta experiencia es mucho más personal, única, y difícil de compartir con los demás, cada cual tiene sus propios paradigmas de lo que es formalmente aceptable, o no. Cada espectador tiene un lenguaje que se adapta como un guante a su forma de ser, de respirar, de mirar. Las afinidades en el cine formal son escasas, salvo algunos consensos universales, Bresson, Ozu, Antonioni, el resto es un corpus completamente personal. Un canon que siendo completamente honestos, sinceros, casi es imposible que supere las 100 películas, que pueden parecer pocas, pero que realmente son muchas, porque para disfrutarlas plenamente se necesitan varios visionados, toda una vida. Esta antolejía recoge mis 100 películas formales favoritas, aquellas que me hubiera gustado haber realizado, aquellas que recogen mi forma de entender el tiempo y el espacio, el universo visual, sonoro, en el que me siento comprendido, como en brazos. Seguramente en mi lista de 100 películas favoritas a secas, incluiría algunas otras que me han marcado por razones personales ajenas a la forma, pero ésta es la más cercana a mi idea de lo que es, y deber ser, el cine. Si un cazurro visceral e impulsivo como yo, ha logrado disfrutarlas con el cerebro, vosotros también (si tenéis algún problema para localizarlas, cosa bastante probable, tan fácil como darme un toque).


¿El cine? Un inquietante retorno a la barbarie.” René Doumic




PRÓXIMAMENTE: DIOS ES ESPAÑOL (Cultura española para hispanófobos)

  EXORDIO Sangre y sol      No todo el mundo ha tenido la tremenda suerte, desgracia, de haber nacido en España, es una evidencia estadís...