03 marzo 2023

¿POR QUÉ MURIÓ LA CINEFILIA ESPAÑOLA?

 



     Hace tiempo que no escribo sobre estos temas porque realmente ya no me interesan, ni sirve para nada y es una pérdida de tiempo, pero como estoy de retirada conviene hacer balance. Hace unos años cuando dije que el cine español había muerto, y la cinefilia española estaba moribunda, muchos se echaron las manos a la cabeza, me pusieron a parir. El tiempo me ha dado la razón, como en casi todo en estos temas, el cine español ya no existe, estrictamente por falta de talento, no se ha hecho una sola película de entidad universal hace décadas, y la cinefilia española ya no está moribunda, ha pasado hace tiempo a mejor vida. Las causas, los culpables, son múltiples. La cinefilia clásica talibán, representada por Garci y Marías, todavía sigue negando la modernidad, a Clair, a Antonioni, sigue anclada en el cine narrativo, en la devoción mariana alinguística, vamos que la forma ni la catan. La cinefilia indie, representada por Filmin, no va más allá del Mumblecore americano, de las estúpidas listas anglosajonas y francesas, los cinéfilos más incultos del mundo, y de las películas de festival de temporada. El nicho de la cinefilia experimental no ve otra cosa, aunque todo sea exactamente igual, un magma indistinguible de florecitas, nabos y turismo. El resto una colección de cinéfagos, léase Filmaffinitty y el submundo del cine cutre (terror, sci-fi), que acumulan películas, basura, como si sufriesen de un prematuro síndrome de Diógenes visual. Un panorama desolador al que hay que sumar el mundillo de los ex-cinéfilos, los seriófilos, los que ya no ven películas porque no tienen tiempo, lo que no quita para que devoren todas las series de las principales plataformas. Todos nichos exclusivos, sectarios, sin la menor comunicación, retroalimentación, visión global de la historia del cine. La posibilidad de que un miembro de una de estas sectas descubra un cine diferente son nulas, las revistas de cine, profesionales y amateurs, en papel y digitales, los festivales, las cátedras de cine, los foros de cine y descarga, los blogs de cine, han perdido por completo su capacidad de arrastre, su papel de comunidad, de comunicación, ya nadie habla, discute, de cine, los que no han desaparecido por completo sobreviven en estado comatoso. Ahora tendría que ofrecer soluciones pero no las hay, después de décadas dejándome los ojos y sacrificando gran parte de mi vida personal en esta lucha por pura convicción, cabezonería, la conclusión que saco es que no hay salida. Las jóvenes generaciones de cinéfilos todavía tienen menos curiosidad y capacidad de salirse del carril del cine generalmente aceptado que la de los cinéfilos de posguerra. Entre los que se quedaron anclados en el cine clásico, y los que todavía aceptan como canon las arbitrarias ocurrencias de los chiquillos de la nouvelle vague, no hay ninguna diferencia, ambos son igual de reaccionarios, ambos son incapaces de asumir, de asimilar, que la historia del cine gracias a internet ha dado un giro de 180 grados, que cientos de películas muy valiosas han aparecido, casi todas del siglo pasado, y que hay que darles su sitio, aunque eso suponga desplazar por completo a las películas que hasta ahora ocupaban los lugares de privilegio de las listas. Tenemos una crítica, y una cinefilia, del siglo XX, de la primera mitad del siglo XX, la del cine presencial en sala, un atavismo vintage, y cuando lleguen al siglo XXI ya será demasiado tarde, ya no habrá espectadores que conquistar, que convencer. ¿Fatalista? No, estrictamente realista, el cinematógrafo realmente ya no le interesa, preocupa, a casi nadie, si hoy en día nacieran de nuevo Bresson o Antonioni, no podrían pasar de la primera película, y no la habría visto ni Dios, que muy cinéfilo no es. SIC TRANSIT GLORIA CINEMATOGRAPHICO.




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