26 julio 2023

FEMINISMO EN “LAS DOCE CARAS DE EVA” (1971, Jaime de Armiñán)



     De primeras desactivar las posibles objeciones al título de la serie, es la secuela de otra serie titulada “Las doce caras de Juan” (1967) también de Jaime de Armiñán, luego no existe ningún tipo de discriminación positiva, ni negativa, son series complementarias, y a la vez completamente autónomas. Lo mismo que cada capítulo, que al contrario que “Las doce caras de Juan” no está protagonizada por un único actor, Alberto Closas, sino por 12 actrices diferentes. Una decisión que tiene más miga de lo que parece, que haya 12 caras, que haya 12 mujeres distintas, desmiente el tópico machista de todas las mujeres son iguales, del eterno femenino. Si alguien piensa que por el simple hecho de que la serie esté protagonizada por mujeres el feminismo se le supone, se equivoca, es mucho suponer, hablamos de los años 70, España, inmersa en una dictadura fascista, seguía siendo todavía un país invivible, una auténtica cárcel, para las mujeres. Que Armiñán en casi todas sus series desde los años 60 colara de rondón, en segundo plano, y muchas veces en primero como en esta serie, la igualdad de sexos, la liberación de la mujer, no era muy frecuente que digamos, basta pasarse por el cine, televisión, teatro, literatura, prensa de la época para constatar los excepcional de su enfoque igualitario, democrático, aunque nunca se le haya reconocido. Antes de nada aclarar que feminismo significa igualdad, no estar en contra de los hombres, que eso es androfobia, hembrismo, el equivalente al machismo, todavía hay muchas personas, desgraciadamente también mujeres, que confunden, interesadamente, los términos. Nadie puede sentirse incómodo con el apelativo de feminista, sea hombre o mujer, no es una cuestión de género, sino de derechos, luchar por la no discriminación, por la igualdad, es una obligación, no algo de lo que avergonzarse. Armiñán es, era, un feminista convencido, activo, y en una época en la que casi ningún hombre lo era, ni por aproximación. También fue de los pocos que estudió en colegios mixtos, y se nota, para él las mujeres no eran elementos extraños e idealizados, "yo aprendí a tratar las mujeres con naturalidad y sin ansias".


Hace muchos años, cuando aún la Tierra no era redonda del todo, yo hice una serie en TVE que se titulaba “Las doce caras de Juan”. Vista la buena acogida por parte de los sufridos espectadores, repetí garbosamente con otra que respondía al nombre de “Las doce caras de Eva”. La primera fue interpretada por el estupendo Alberto Closas, y la segunda por trece -eran trece- no menos estupendas actrices. Cuando iba por el capítulo séptimo -más o menos- de “Las doce caras de Eva” recibí un anónimo, con un dibujo obsceno incluido, que decía: “Las doce caras de Juan”, doce espléndidos caracteres de hombre; “Las doce caras de Eva”, doce bodrios. Jaime de Armiñán, machista y maricón.” Todo escrito con letras de imprenta y seguramente trazadas por mano femenina, que esto de las mujeres es muy intricado. Lo cierto es que puse el mismo amor en Juan que en Eva, y si me apuran un poquito, mucho más en Eva que en Juan, porque a mí las mujeres me gustan, si me apuran un poquito, mucho más que los hombres, no sólo por fuera, sino por dentro también.” Jaime de Armiñán


     Empecemos con la declaración de intenciones de la entradilla del primer episodio:


Y en esta sociedad que camina a pasos agigantados hacia el matriarcado, donde las mujeres triunfan cada vez con mayor fuerza.”


     Dicho en la patriarcal, paternalista, dictadura fascista de Franco, tiene una carga de profundidad, de valentía, que es justo reconocer.



1- ARIES



      Desde el primer segundo vemos quien manda, domina, en casa: ¡ARRIBA, CABALLO MORO! (la expresión habitual es Rey Moro, el cambio es muy significativo), lo que eufemísticamente se llama llevar los pantalones, expresión machista donde las haya, al menos hasta que las mujeres empezaron a utilizarlos también, anulando por completo su menosprecio de género. Poco se ha escrito sobre el carácter revolucionario que tuvo, que tiene, el empleo de pantalones por parte de las mujeres, fue uno de los primeros grandes pasitos hacia la igualdad. No es casual que los primeros pantalones los utilizaran de forma generalizada las mujeres obreras durante la Segunda Guerra Mundial (aunque ya los llevaban las mujeres amazonas en la Antigua Grecia), llevaban los de sus maridos destinados en el frente, luego pantalones e independencia están íntimamente ligados, no es una mera prenda de vestir.


Todos los hombres son cretinos, Encarnita, pero tú y yo y todas las demás mujeres del mundo tenemos que sufrirlos.”


     Repito, la España de la Sección Femenina, del ordeno y mando, y la mujer callar y obedecer, sin cuestionar la autoridad paterna, filial, marital, eclesiástica. La mujer protagonista, la genial Amparo Soler Leal, es una mujer de éxito que trabaja fuera de casa, y no solo eso, es la jefa, en un trabajo creativo, una agencia de publicidad, en el que ella toma todas las decisiones importantes, también en casa, se levantan a la hora que ella quiere, se limpia cuando ella quiere. Y fuma, sí, fuma, un detalle que puede parecer anecdótico pero que no lo es, fumar y beber fueron los primeros símbolos que utilizaron las mujeres para mostrar públicamente su rebeldía, una forma de provocar como otra cualquiera. Por si fuera poco a mayores es conferenciante, ante un público compuesto únicamente por mujeres, otra excepción, y bajo el lema: “Una mujer organizada vale por dos”, tomado de la escritora Christiane Collange, una de las primeras jefas de redacción europeas e incansable reivindicadora de la liberación de la mujer desde los años 60 con libros como “La francesa de hoy” (1961) o “La segunda vida de las mujeres” (2004), centrado en la vida después de la menopausia, tema bastante tabú en la literatura, salvo el seminal “La edad peligrosa” (1910) de Karin Michaëlis. Sus primeras palabras son: “Señoras, no empiezo por el tradicional señoras y señores porque aquí afortunadamente no hay hombres.” Dicho con retranca pero una forma de poner de manifiesto que las mujeres no necesitan estar tuteladas por ningún hombre, que pueden desarrollar una vida plena completamente autónoma sin la constante supervisión, presencia, de ningún hombre.


El acerbo de las mujeres no solo debe de ser comunitario sino utilizable obligatoriamente en nuestra emprendida y no concluida lucha por alcanzar la igualdad de derechos con el hombre.”


     Discurso interrumpido por una espectadora, Chus Lampreave, que grita: ¡LA ALCANZAREMOS!, grito secundado, aplaudido, por otras asistentes.


A pesar de nuestros maridos, porque no olvidemos que en esta época, quizá por desgaste (risas), los hombres son mucho más frívolos e inconscientes que las mujeres.”


     Lo que se llama empezar una serie poniendo los ovarios encima de la mesa. Finaliza la conferencia y hace corrillo con la conferenciante:


-¿Y Benito por qué no ha venido?

-No podemos hacer excepciones.

-Pero hija, el marido de una.

-Ese menos que nadie.


     Un zasca en toda la boca de la sagrada institución del matrimonio.



2- TAURO



     Dos mujeres bebiendo en la cocina un licor carísimo, una de ellas se va a por fumeque. ¿No es la habitual representación de una ama de casa, verdad? Y menos si hablamos de una reciente viuda, que sí, que va de negro, pero en minifalda y botas altas, y al poco suelta, me voy a quitar el luto mañana. Su marido la ha dejado en la ruina y cuál es la solución que le encuentra, ¿pedir un préstamo?, ¿recurrir a la caridad, al cobijo de la familia?, ¿volver a casarse?, pues va a ser que no, decide ponerse a trabajar, sacarse las habichuelas por sí misma. Por si fuera poco estaba pensando en divorciarse de su marido, ni más ni menos que divorciarse, pecado de lesa humanidad para la Iglesia, el brazo ejecutor principal de la sojuzgación de las mujeres durante la dictadura. La loa de la amiga al marido es para enmarcar:


-Hay que ser realista Margarita, hay que ser realista, y llamar a las cosas por su verdadero nombre, no has sido feliz en tu matrimonio, no tienes un céntimo, y no cambia nada que tu marido se haya muerto, era un miserable, y los miserables también se mueren Margarita, por suerte para ti.

-Eres una salvaje.

-Lo principal es que te has liberado.

-¿Y los niños?

-Te los hubiera quitado. Mientras no se demuestre lo contrario los hombres siempre tienen razón, y cualquiera lo demuestra en una sociedad en la que solo mandan los hombres.

-Puede que sí.

-¿Solo puede?

-Tienes razón.”


     No hay que ser muy retorcido, conspiranoico, para asociar al marido con el dictador, con Paquito, las pocas dudas se despejan cuando en un alarde de mala baba descomunal subterránea, Jaime de Armiñán hace que la madre sorteé qué van a comer los niños, y ante el disgusto por el resultado de uno de ellos, la madre contesta: “Lo siento Marcelo, la democracia es la democracia.” Que dicho en plena dictadura tiene su punto, su puntazo. Lógicamente para encontrar trabajo recurre a los pocos contactos que puede tener, un amigo de su difunto marido, que trata de conseguir sus favores sexuales a cambio del trabajo, cosa que ella rechaza de plano (refrito del episodio “La viuda” (1966) de la serie “Tiempo y hora”), en una película de Godard hubiera accedido.


He buscado trabajo y no lo he encontrado, no culpo a nadie porque no estoy preparada. Resulta, que a casi todas las mujeres de mi generación las han educado para una sola cosa, el matrimonio, una especie de caza del hombre que asegure el porvenir, y a nuestras abuelas no digamos. Yo no sé nada ni sirvo para nada, pero poco he de poder o acabo sirviendo.”


     Como se puede ver un mensaje que se aleja por completo del victimismo, del conformismo, del fatalismo, una auténtica arenga llena de positividad, de activismo, o de empoderamiento que dirían en la actualidad. ¿Y termina saliendo adelante? Por supuesto, se convierte en una emprendedora rural, en una empresaria hostelera de éxito.



3-GÉMINIS



     Aquí la subversión de los valores establecidos, de los estereotipos, es más sutil. El ideal romántico de la novela rosa de mujer enamorada hasta las trancas del príncipe de sus sueños, que pena por no poder estar cerca del amado, se da la vuelta. Tres son los románticos enamorados, comiendo en la mano de la princesa con atributos, derechos, de príncipe, la genial Enma Cohen. Ella es quien lleva la iniciativa, la que entra a los hombres, la que va y viene cuando le da la gana porque es libre, segura de sí misma, enérgica, y solo está con los hombres cuando quiere estar, no por conveniencia o necesidad. Es contradictoria, compleja, ambigua, odia las rutinas, las convenciones, lo contrario a la muñequita de porcelana sumisa y acobardada del cine clásico, también del español. El solo detalle de que esté en una discoteca sola marca la diferencia, las mujeres solas, solteras, y no amargadas, ansiosas, por tal hecho, no existían en la televisión pública. La mujer era un objeto que solo adquiría la categoría de personaje cuando se veía irradiada, transfigurada, por el halo de grandeza, de superioridad moral, física e intelectual, del macho cabrío, del héroe masculino. Héroe, héroes, con pies de barro, y en zapatillas de andar por casa, como demuestra este episodio, en el que los hombres son sujetos pasivos, pacientes, nostálgicos, llorones, abrumados, arrollados, por la avasalladora personalidad de una mujer fuerte, poderosa, arrogante, sobrada.


Yo soy libre, no tengo que ir a la oficina. Vivo en la selva con una familia de gorilas.”



4-CÁNCER



     Primera secuencia, dos mujeres trabajando en una tienda, cuando que las mujeres trabajaran fuera todavía estaba mal visto, encima la protagonista llevando pantalones, sacrilegio. Vende un perro muy por debajo de su precio por razones sentimentales, la ofrecen pasta por su negocio ruinoso y lo rechaza, se ve que las mujeres no son tan materialistas, pragmáticas, como las pintaban, las pintan. Ante el retrato de su padre suelta este discurso libertario, feminista: “Tú si que me entiendes papá. Tampoco es tan difícil, basta con que a una la dejen vivir a su modo, y con que no se meten en la vida de una”. Vive sola, por decisión propia, le sobran los pretendientes, sin frustración ni miedo, disfruta de su soledad, de sus inquietudes, la lectura, la música, el estudio. Deja entrar a un hombre en su casa con total normalidad, aunque sea para enseñarle a escribir, con las habladurías que eso generaba en la época. Sale a altas horas de la noche, sola, y acude a un cabaret a tomarse una copa, repito lo de sola, entre el público también hay otras mujeres solas. Se sienta en una mesa con tres hombres desconocidos, se queda luego con uno solo y acepta una invitación a ir a su barco, una libertad de movimientos bastante inusual en una mujer de posguerra. La piden en matrimonio, un viudo viejo amigo de la familia, para convertirla en una mujer de su casa, en una ama de cría de sus hijos, y cuando se pone en plan posesivo, controlador, le manda a la mierda y le suelta una bofetada. Que al final acepte la propuesta cuando ya no sigue en pie no es más que un intento de salvaguardar el orgullo de macho herido rechazado del viudo, no una claudicación, jamás se hubiera casado con él de verdad.



5-LEO



     La protagonista es soberbia, autoritaria, intransigente, características que según el catecismo oficial del cristianismo, del franquismo, son completamente ajenas a la mujer. Las que más se ajustan a su delicada, débil, naturaleza son: la dulzura, la comprensión, la sumisión, el conformismo, la paciencia, la resignación. Luego Armiñán se pasa por el forro los estereotipos, también las mujeres pueden ser injustas, tiranas, como cualquier hombre. Se reúnen varias criadas, sin avisar a sus parejas con las que habían quedado, le dan al morapio, al fumeque, y hablan de lo importante que es la unión y la educación. De fondo suena el grupo femenino más famoso de todos los tiempos después de Vainica Doble, Las Grecas, que revolucionó el flamenco, el pop español.



6-VIRGO



     Mujer trabajadora que desayuna sola en un bar. Del despacho es la más profesional, la única, y ante las injustas acusaciones de nepotismo, de enchufismo, de desidia laboral, decide presentar una petición de traslado, recriminando a su jefe el paternalismo. Sus compañeros la tratan de invitar en el bar por ser mujer y les contesta que entre compañeros está prohibido. “La señorita Luz es todo un hombre”. Su principal afición es la mecánica, profesión casi siempre asociada a los hombres, lo que no deja de ser ir a contracorriente, o mostrar diferentes caminos a las mujeres de la época. Ante las presiones por parte de sus padres, sobre todo de su madre, para que se case las rechaza alegando que solo se casará, si se casa, por amor, el matrimonio no es un destino, una profesión, femenina. Sale sola de madrugada para visitar a un hombre en su habitación, contraviniendo las órdenes de sus padres. Toma la decisión de no seguir con la relación:


-Yo necesitaría una mujer como tú.

-Lo malo es que yo no necesito a un hombre como tú.


Estaba preparando el capítulo y me llamaron para decirme: “¿No pensarás emitir este episodio hoy?” Yo no sabía a qué se referían, claro que después me di cuenta de que era el día de la Purísima y el capítulo era el de Virgo. Ese día retransmitieron un partido de fútbol.”



7-LIBRA



     Primera transgresión, mencionar a Simone de Beauvoir, la autora de “El segundo sexo”, un hito del feminismo. Ropa de importación, el pantalón es más cómodo. Viste y se maquilla para ella misma, no para los demás, para los hombres. Va al casino, exclusivamente para hombres, con su pareja. Cuestiona la autoridad de la suegra, y no rompe con su relación de conveniencia aunque lo desee, solo por no provocar un conflicto. Sacrifica su felicidad, sus deseos, por la felicidad, deseos, de los demás. Es decir, indecisión, sumisión, falta de voluntad, de fortaleza, incapacidad para decir no. ¿Dónde está el feminismo en esto? Pues en el cómo, Armiñán desarrolla la historia de manera que el supuesto final feliz tópico de todas las películas románticas, la boda, sea un final infeliz. Que el cliché de que el matrimonio es el destino ideal de la mujer, el único digno, que hacer caso a tu futuro marido, a tu madre, y a tu suegra, es lo mejor, porque todo lo hacen por ti, por tu felicidad, sea visto como algo negativo, nocivo. Luego el episodio es un ejemplo en negativo, una farsa, una forma didáctica de decirte lo que tienes que hacer mostrándote lo que no tienes que hacer. La forma más inteligente, y sarcástica, de saltarte la censura de lo políticamente correcto, simular que acatas pero ensañando la patita, mostrando el camino de la insumisión, de la rebelión. Matrimonio: “Me parece una cosa horrible”.



8-ESCORPIÓN



     En este episodio es muy difícil encontrar un mensaje feminista ni forzándolo. Una antigua estrella venida muy a menos que vive ajena al mundo real gracias a la benefactora ayuda de su representante. Aunque si nos atenemos a la definición clásica de feminismo, búsqueda de la igualdad, pues entonces sí. Porque la relación que se establece entre los dos es completamente igualitaria, no de ama y esclavo, no de hombre y mujer, sino de amigos, que se protegen, engañan, mutuamente. Que él la ame a ella, ella a él no, no la condiciona para nada, ni la hace sentirse culpable, en deuda, lo asume con total naturalidad. Sin por ello convertirse en una mujer fatal, ni en una bruja. Ella pone las cartas sobre la mesa, sin eufemismos, si él las acepta es asunto suyo, el masoquismo, el amor no correspondido, es unisex. El amor de conveniencia, interesado, ni lo contempla, tampoco él, son dos seres puros, de una pieza. Lo que más destaca en ella es su honestidad brutal, su salvajismo, la crueldad con que expresa lo que siente, y su autoritarismo, “a mí nunca nadie me ha dado órdenes”. Al margen del feminismo, uno de los mejores capítulos de la serie, una mezcla de “El crepúsculo de los dioses” y “El último tranvía”.



9-SAGITARIO



-¡Qué ganas tengo de que te cases!

-¿Tú crees que ese es el estado ideal de una mujer?


     Principios del siglo XIX, una madre y sus dos hijas viven solas y trabajan como músicas en un café, su canción fetiche es “Placer de amor”. Beben vino en las comidas.


Las mujeres no somos objetos de adorno, un capricho de señores. Igualdad, como ellos, y si hay que morir en las barricadas se muere.”


     La hermana mayor pone a prueba a unos machistas que reivindican la superioridad moral, intelectual de los hombres, les hace un test de cultura general que suspenden estrepitosamente. Dolidos en su orgullo sabotean su actuación, la contestación es la siguiente:


-¡Tocamos lo que nos da la gana, y cuando nos da la gana!”


     Se matriculan en derecho y por las tardes trabajan en una oficina, el feminismo echa a andar y no lo para ni la Guardia Civil, la Guerra Civil sí.



10-CAPRICORNIO



     Las tres eses de la mujer como Dios manda: sensible, sumisa, sentimental. Luego la mujer que protagoniza este episodio no es una mujer como Dios manda, como el Hombre manda. La que manda es ella, de forma fría, racional, autoritaria. La disciplina la impone, no se la imponen. Crítica la ignorancia, frivolidad, de su criada, y trata de culturizarla, “la cultura no está reñida con el buen gusto, sino todo lo contrario”. Colecciona fotos de arte, no de actores ni de modelitos, otro topicazo tirado a la basura. “Yo recorto cosas serias”. Y no es el último, la ambiciosa es ella y no el marido, quien toma la iniciativa, quien protege, es ella y no él. Lo que antiguamente se llamaba llevar los pantalones, o por oposición, calzonazos. Vayamos con el siguiente: “La donna è mobile, qual piuma al vento, muta d´accento, e di pensiero” (la mujer es mutable, como pluma al viento, muda de acento, y de pensamiento). Pues va a ser que no, la mujer protagonista, la maravillosa Marisa Prendes, es voluntariosa, obstinada, constante, paciente, cuando se le mete algo entre ceja y ceja no para hasta conseguirlo, tenga o no el respaldo, la autorización, de los demás, de los hombres. Lo que viene siendo una mujer con carácter, con ideas, y acciones, propias. “Lo que está bien hecho. Bien hecho parece”. Y como guinda el marido coge la botella de vino y le ofrece a la mujer, esta deniega y coge la jarra de agua y llena el vaso de los dos, donde manda patrona no manda marinero.



11-ACUARIO



     Mujer a punto de casarse con el novio de toda la vida y que a última hora decide tomarse un tiempo para pensar yendo a un balneario sola. Allí se encuentra con un hombre y en todo momento lleva la iniciativa sin dejarse avasallar, mandar, ni que la den consejos. Decide no casarse, odia la rutina, y deja a su nueva conquista con un palmo de narices. Mujer libre al cuadrado. “¿Quién eres tú para darme órdenes?”. “Yo puedo irme cuando quiera”. De rondón, camuflado en una conversación en broma, Armiñán nos cuela la igualdad en las tareas domésticas, haciendo una comparación entre los españoles y los ingleses, para que al menos la copla vaya sonando. “-Pronto tendrás que hacerte la cama. -Y fregar los cacharros como en el extranjero. -¿Y qué dice la nueva generación, vais a fregar o no?”.



12-PISCIS



     Episodio final y especie de resumen que carece de interés para analizar desde un punto de vista feminista ya que está completamente centrado en el amor, en el hombre ideal de 12 mujeres, cada una de distinto signo. Forzando mucho esto puede servir para demostrar que no todas las mujeres son iguales, y por extensión tampoco los hombres, ya que a cada una le gusta un tipo de hombre diferente, demostrando que igualdad no es sinónimo de uniformidad.


   

                     https://www.rtve.es/play/videos/las-doce-caras-de-eva/



P.D: FEMINISMO EN “TRES ERAN TRES” (1972, Jaime de Armiñán)




     Si bien no es una de las mejores series de Jaime de Armiñán, o de las más compactas, dos episodios destacan sobre el resto, el 10, una magistral exhibición de Lola Gaos, un genial episodio sobre la diferencia de clases, y sobre los límites, contradicciones, del feminismo femenino, y el 12, con un entrañable Juan Diego, que trata sobre los límites, contradicciones, del feminismo masculino, tiene su importancia como termómetro de la situación de la mujer, del feminismo, a principios de los años 70, una etapa de transición del rol tradicional de la mujer, a otro más abierto, libre, moderno, pero sin extremismos. Las diversas posturas están reflejadas en las tres hermanas, la más tradicional, conservadora, Paloma, Julieta Serrano, aunque no busque casarse a toda costa y trabaje fuera del hogar; la nueva feminista, o entre dos aguas, que trata de adaptarse a los nuevos tiempos con pleno convencimiento, que también trabaja fuera de casa como ejecutiva de una agencia de publicidad (como en el episodio “Aries” de “Las doce caras de Eva”, también interpretado por Amparo Soler Leal) y huye como de la peste del matrimonio; y la feminista-anarquista, Julia, Emma Cohen, impagable su camiseta de Hendrix, aparentemente la más radical y libre pero con sus ambigüedades, es la única que no trabaja, que solo estudia. En definitiva tres mujeres que no huyen de los hombres pero que tampoco los necesitan, que no viven su soltería, su no maternidad, con angustia, desesperación, prefieren dedicar sus esfuerzos a crecer como personas y profesionalmente.




 “Ante nuestros ojos han vivido, hablado, discutido, reído, tres mujeres solteras que no querían hacer un problema de su soltería y trataban de solucionar su vida trabajando. Para ellas, el matrimonio no era ni una obligación, ni una servidumbre, ni una solución cómoda. El que mujeres normales, hasta cierto punto al menos, se puedan permitir el lujo de ser libres, independientes y críticas es algo insólito, al menos en nuestra TV.” Ramón María Iribarren – 1973 – Reseña









21 julio 2023

POLÉMICA “¡JO, PAPÁ!” (1975, Jaime de Armiñán)

 

Con sus padres durante el rodaje en Peñíscola


     El consenso crítico, una anomalía muy española, dice que “¡Jo, papá!” es ni chicha ni limoná, que se queda a medio camino, que lo que podía haber sido una gran película política, crítica con la dictadura (en plena dictadura, todavía no había muerto la momia), queda reducida a la mera brecha generacional (Armiñan no opina lo mismo: “Mi idea se basaba en el aspecto político, y el tema generacional, que, por otra parte, se ha estudiado más, es aquí adyacente al hilo de la película. A mi juicio, todo el tema está informado por lo político. Creo, además, que ésta es la primera expresión de un tema político en nuestro cine. No por culpa de los directores…”). El propio Armiñán contribuye a este consenso afirmando que la película podía haber sido muy diferente de haberse rodado unos meses después, vamos que la película nació muerta, con un lenguaje, con una autocensura, que ya no tenía que existir después de la reciente muerte del dictador (“A esa película le ocurrió una cosa muy mala: el momento elegido por mí para hacerla, cuando se está muriendo Franco. Aquí la política sí incide en el cine, no cabe la menor duda. Entonces la película es blanda, no se cuentan las cosas que se debían haber contado. Si esa película la ruedo dos años después, hubiera sido completamente distinta y supongo que hubiera tenido éxito, porque era una historia muy de verdad. Es la historia muy cierta del franquista que ha hecho la guerra y lleva a su familia a contarle la batalla de siempre. Y que se encuentra con los personajes con quienes ha hecho la guerra y contra los que luchó. Hay partes de la historia que son verdad, que yo conozco por mi padre. La censura prohibió a muerte aquella película varias veces, varias versiones del guión. Fue absolutamente machacada. El director general de cine con el que hablé en cierto momento me dio textualmente: “Mientras viva la momia del Pardo esta película no se estrena”. La momia del Pardo se murió tres meses después y la película se estrenó al poco tiempo. Pero cuando se estrenó, los periódicos, y la gente, y la radio ya decían otras cosas y se hablaba de otra manera, y contaban la Guerra Civil de otra forma. En meses. Fue una catarsis total. Esta película se estrenó en diciembre del año 75, y la momia había muerto menos de un mes antes. Una vez muerto Franco… adelante, se estrena la película. Y ya en ese momento se contaban las cosas de otra forma, en sólo 20 días. Y, claro, la película queda sosa, blanda. En esta película cortaban frases como cuando el personaje de Ferrandis decía “Estamos cruzando España”. Tachaban la frase y yo no sabía por qué. Y claro, era por la cruzada. Hasta ese extremo. Entonces los estamentos oficiales le estaban dando una cierta cobilla a las izquierdas o a los progres por lo menos. No se podía decir “los rojos”, pero ¡si era lo que se decía! Tampoco me dejaban decir “los republicanos”, no se podía hablar de la república. Entonces teníamos que rodar un diálogo en tres versiones distintas, diciendo “rojos”, “republicanos” y “el enemigo”. Luego creo que el final -el suicidio de este hombre- era metafórico: se mete en el agua y echa a andar hacia allá porque comprende que todo lo que ha hecho durante su vida ha sido un fracaso total; el público no acabó de entenderlo. Pero tenías que recurrir a los símbolos y a las metáforas. Él tenía que haberse pegado un tiro en la tienda de campaña o lo que fuera. Si hubiera podido hacer esta película dos años después, hubiera hecho la película de verdad. Mala suerte. […] Nos quedamos cortos y blandos. El hombre que sigue el trayecto que vivió en la guerra civil, con su familia, es bonito, pero estaba desperdiciado. Quizá es que la película estaba hecha con demasiada honradez, era demasiado lineal y le faltaba espectacularidad). Algo que lejos de quitarle importancia, para mí se la da. No es una película revanchista, algo muy razonable después de décadas de dictadura, aunque las revanchas post-mortem carecen de valor, en su doble acepción, es una película transicional, tolerante, y eso es incompatible con los extremos, con el maniqueo la Guerra Civil fue una cuestión de buenos y malos (He querido hacer un personaje de verdad, no una caricatura de fascista. He presentado un tipo que tiene bondades y debilidades. Ya no se pueden manejar criaturas de cartón-piedra totalmente buenas o totalmente malas. Ferrandis defendió el papel, en términos de interpretación, con sinceridad, porque él creía en la existencia de un hombre así y en su razón. Por eso su labor es convincente.”). Una simplificación llamada “Memoria Histórica” que no resiste el menor análisis histórico, sociológico. Como no me gusta repetirme, conscientemente, corto y pego lo que escribí sobre la película:



¡Hombres de España, ni el pasado ha muerto, ni está el mañana -ni el ayer- escrito!”Antonio Machado


     España es un país extraño, de los pocos en los que las únicas personas incapaces de olvidar, de pasar página, son las personas que no vivieron, sufrieron, los hechos de forma directa, ni indirecta, vamos que ni habían nacido. Por supuesto me refiero a la Guerra Civil y a la Posguerra, al comodín del franquismo, del esotérico franquismo sociológico, que sirve para justificar, encubrir, la falta de proyectos de presente y de futuro, para establecer comparaciones absurdas, imposibles, entre dictadura y democracia, para denigrar todo lo que tenga que ver con España y lo español, incluida su cultura. El lema publicitario con el que se presentaba la película, “¿Llegó ya el momento de olvidar?” (¿quién es el inútil que dibuja bizca a Ana Belén en el póster?), deja bien a las claras que los españoles progresistas de la época, entre los que se encontraba el humanista Armiñán, se lo planteaban, lo veían posible, deseable. 40 años después, los nietos, los bisnietos, de estos españoles han decidido que no, que lo que toca es fomentar de nuevo el odio, el resentimiento, entre españoles. “¡Jo, papá!” (originalmente “Papá”, y a la Junta Censora fue presentada como "Pretérito imperfecto" y "El padre") puede, debe, considerarse como la última película realizada durante el franquismo, y un anticipo del infame periodo del destape, los desnudos de Ana Belén son muy gratuitos, tanto por la fecha de su estreno, al poco tiempo de morir el dictador, como por el contenido, una confrontación relativamente amistosa, comprensiva, entre el franquismo y la inminente transición, algo que ya flotaba en el ambiente incluso antes de la muerte de Franco. Armiñán se enfrenta a este contraste con su habitual capacidad para comprender, para respetar, para no juzgar con saña ni a sus personajes ni a los españoles, lo que algunos subnormales definen como buenismo, sosería.




     Todo el mundo, incluso el propio Armiñán, coinciden en que el fracaso comercial de la película se debió a este navegar entre dos tierras, a que era demasiado blandita para los nuevos tiempos, que rodada unos meses después hubiera sido muy diferente, mucho más contundente, crítica, Armiñán tuvo que hacer varias versiones de algunas escenas por temor a la censura, aún así estuvo a punto de no poder ser distribuida. Algo realmente absurdo porque no se le puede pedir a los directores que ejerzan de visionarios, como mucho se les debe pedir que sean capaces de reflejar, analizar, con profundidad el tiempo presente. El valor de la película radica precisamente en esa condición de canto de cisne de toda una época, de toda una serie de limitaciones ligadas a la censura, a la auto-censura, es una plantilla de lo que se podía y no se podía hacer, un resumen de las libertades cosechadas y de las que faltaban por cosechar, un terreno lleno de sutilezas, de sobreentendidos, de sabiduría, en el que Armiñán se sabía mover como pez en el agua ("No me ha quedado por decir nada de lo que pretendí. El guión adolece nada más de mis autolimitaciones, provocadas por el exterior. En otro marco o circunstancias, quizá hubiera concebido otra película diferente. Pero tal como ha salido, la pensé. Cualquier fallo que se le vea es imputable a mí y no a los demás. No me gusta dármelas de censurado y perseguido. El guión pasó por numerosos problemas, pero la película no. Se discutió el argumento y el personaje principal, y parte del diálogo, y algunas palabras que no se debían mencionar. Pero, al final, se puso realizar conforme a mi propuesta original"). La vulgaridad, el maniqueísmo, nunca fueron sus fuertes, ni el de ninguno de los grandes directores españoles, a los que la dictadura les obligó a ser más inteligentes, más complejos, cosa que se perdió en gran parte con la llegada de la democracia, la última gran obra maestra universal del cine español es “El espíritu de la colmena”, de 1973, en 1977 no hubiera tenido sentido, no se hubiera realizado. Franco, por supuesto sin pretenderlo, más bien a su pesar, dio un plus de grandeza, de sutileza, a la cinematografía española. Al excesivo temperamento, impulsividad, machismo, del cabestro español, nunca le ha sentado mal el frenillo de la conciencia, de la auto-censura, la frontera entre libertad y libertinaje, entre buen gusto y guarrada siempre ha sido muy difusa en democracia. Que bien le vendría al cine español actual una buena dictadura, solo al cine español.




     Al margen de su condición de película fronteriza, transitiva, en términos políticos, lo importante, como en todas las películas de Armiñán, es los sentimientos, razón por la que ninguna de sus películas puede caducar jamás. El tema principal no es la Guerra Civil, la política, sino la brecha generacional, no solo intelectual, también sexual, entre padres e hijos, la brecha emocional entre hombres y mujeres. Es a la vez una película iniciática y nostálgica, como “El amor del Capitán Brando”, un canto al presente desde la obsesión por el pasado. Mirar hacia atrás, con o sin ira, no sirve de nada, la vida es una road-movie, no un flash-back, los recuerdos siempre mienten. El personaje de Ferrandis vive anclado en el pasado, y el personaje de su hija, la inquietante Ana Belén, con justicia el mito sexual de los 70, atropellado por el presente, lo que en manos de cualquier otro director se hubiera convertido en una relación marcada por una profunda incomunicación, incomprensión. En Armiñán no, en Armiñán son los dos personajes, inspirados en la relación con su padre Luis Armiñán, que mejor se comprenden, la habitual atracción, equilibrio, de sus películas entre madurez e inocencia, entre racionalidad e impulsividad, entre ilusión y desencanto, que poco, nada, tiene que ver con la pederastia, con el incesto, Edipo y Electra, sí. Armiñán es un voyeur casual, un provocador, un nostálgico de la infancia, no un sátiro. España no se merece a un director tan tolerante, tan clarividente, tan español. No en vano en su nombre y apellido están incluidas las dos letras más españolas, castizas, la jota y la eñe, y no necesariamente en ese sacrosanto orden.

«¿No va siendo hora de olvidar la guerra civil? ¿No es hora de que vivamos en paz y libertad? Ya va siendo hora de olvidar y enterrar a los fantasmas. Tenemos derecho a vivir en paz y libremente. Las generaciones actuales no pueden enterrarse bajo un ¿Qué sabéis vosotros, que no vivisteis la guerra?» Jaime de Armiñán





     Establecido el contexto, vayamos al texto, a la polémica: Flotats me parece un magnífico actor y además es una persona estupenda; se enfadó muchísimo conmigo, yo me enfadé con él, nos escribimos unas cartas desagradabilísimas y luego volvimos a ser amigos, aunque no nos veamos hoy. Porque él tenía razón en parte de lo que decía y yo también la tenía en lo que contesté. Pero los dos estuvimos agrios, desagradables y antipáticos”. La película sí tiene los personajes que yo quería, aunque José María Flotats entró un poco de clavo, desgraciadamente también por culpa mía. Yo creo que mis errores de reparto casi nunca son atribuibles a los actores”. “No era papel para Flotats, no era aquel personaje. Tenía que haber sido otro chico, pero como en España, y sobre todo en esa época hemos tenido una enorme falta de lo que mi abuela llamaba galanes, como se dice en el teatro: “¡No hay galanes!”… Pues Flotats lo era, era un actor con un físico extraordinario, con una preciosa voz, pero yo le doblé porque tenía un acento raro, entre catalán y francés, que resultaba un poco sorprendente para un locutor, que era su papel”.

     ¿Alguien tiene curiosidad malsana en leer esas cartas bomba? Pues vuestros deseos son órdenes. La polémica comienza con una entrevista a Flotats en la que se publica a mayores una carta dedicada a Armiñán (que se volvió a publicar en "Fotogramas" el 4 de febrero de 1976), y que tuvo doble contestación por parte de Armiñán:


Uno de los protagonistas de “¡Jo, papá!

Josep María Flotats: "Me desolidarizo de la película que hice con Armiñán"


     Josep Maria Flotats es un actor catalán afincado desde hace muchos años en Francia donde se ha desarrollado prácticamente toda su carrera. Recientemente se ha incorporado al cine español, protagonizando «Pim, pam, pum, ¡fuego!», de Pedro Olea, y a continuación «¡Jo, papá» de Jaime de Armiñán.

     «¡Jo, papá!», se ha estrenado hace unos quince días en Madrid y a Flotats no le ha gustado, por las razones que apunta en la carta a Armiñán que reproducimos.


¿Tú viste por primera vez la película en el cine donde se proyecta?

Sí. Me pilló por sorpresa. No había visto proyección antes ni me había doblado. No me permitieron doblarme aduciendo que tenía acento catalán y el personaje era de Vigo. En suma, hasta que me metí en el cine no sabía lo que me esperaba.

¿Y qué te esperaba?

Durante el rodaje se creyó interesante hacer doble versión de algunas escenas, por si acaso.

¿Por si acaso? ¿Qué tipo de escenas tuvieron doble versión? ¿Las eróticas?

No, no, la cosa era a nivel político. Puede que Armiñán tuviera miedo, no sé, pero el hecho es que el espíritu de la película no corresponde al del guión, ni a lo que yo pensé que ideológicamente podía ser. Hay pequeños cambios en frases, pero sobre todo ha variado el enfoque: lo que podía ser una película polémica sobre la mentalidad del «bunker» se ha convertido en un conflicto generacional,

Pero, bueno, ¿de qué trata la película?

Se trata de un señor que hizo la guerra con los nacionales y al cabo de los años decide recorrer con su mujer y sus hijas los lugares por donde anduvo durante la contienda. El final, por ejemplo, era así: Ferrandis llegaba al mar y se sumergía en él hasta el cuello. Y decía, más o menos: «Hasta aquí llegamos con el ejército victorioso de Galicia y vimos llegar una lancha de Cataluña, con rojos. Y nosotros, como el lobo del cuento, nos relamíamos». Ahora, en cambio (aparte de que «rojos» se ha sustituido siempre por «republicanos»), dice algo así como «he envejecido, estoy calvo y gordo...»

Y aparte de haberle escrito a Armiñán, ¿qué piensas hacer?

Nada, los actores no podemos hacer nada. Se nos considera un objeto, se puede desvirtuar algo en que, tal vez ingenuamente, creímos ver unas secretas intenciones. Yo trabajé en «¡Jo, papá!» porque creí ver esas intenciones, y ahora el resultado es otro, un resultado en el que no hubiera querido colaborar, porque tengo una trayectoria, y entiendo que el actor tiene unas obligaciones para con su pueblo. Comprendo que, lo mismo que a mí, esto le puede haber pasado a muchos actores que empiezan y no se atreven a denunciarlo, pero los que podemos permitirnos el lujo de hacerlo tenemos la obligación de protestar.

¿Crees que si Armiñán hubiera rodado la película ahora y no el verano pasado sería igual? ¿O se hubiera atrevido a hacerla como tú creíste que sería?

No sé, pero el hecho es que se ha estrenado hace quince días, y la publicidad insiste en lo de olvidar las fechas de la guerra y en convertir el producto en un conflicto entre generaciones, desposeyéndole de su carga política, una carga política que yo creí posibilista pero yendo al máximo de lo que se podía decir, como «Pim, pam, pum, ¡fuego!».

¿Conclusión?

Desconfianza. A partir de ahora, cuando haga una película en España, miraré mucho el guión, trataré de ver cómo es la gente que la hace y qué intenciones lleva. Y exigiré doblarme y que no se hagan modificaciones sustanciales a posteriori, y todo eso deberá figurar en el contrato.

Tras Lola Gaos, Josep Maria Flotats. Los actores empiezan a dejar claro que tienen opiniones políticas y reivindican su derecho a tenerlas.

Iván Tubau



Carta al director de “¡Jo, papá!”


     Querido Jaime:

     Acabo de salir del cine aterrado después de haber visto tu película. Aterrado no solamente por mi interpretación, si interpretación se le puede llamar a lo que hago, ni por el monstruoso doblaje al que se me ha sometido: pero sí, y sobre todo, porque la película que he visto es un vehículo ideológico contrario al guión que leí, y también porque como actor y como simple ciudadano responsable no puedo aceptar la publicidad de la película —casi un subtítulo— que habla de fechas y olvidos.

     Se presta a una confusión no tan ambigua a la que no quiero, ahora menos que nunca, colaborar. Como comprenderás es mi deber de desolidarizarme públicamente de todo esto.

     Puedo suponer los cambios que se te pueden haber impuesto por razones administrativo-político-comerciales, pero la falta de tu disconformidad pública y tajante te convierte en el máximo responsable de la película y sus consecuencias. Es por esto que dirijo esta carta a tu persona.

    Espero que sepas comprender mi posición. Tu amigo

JOSE MARÍA.


Diario de Barcelona - Viernes 30 de enero de 1976



Con Ana Belén durante el rodaje en Teruel (1974)



Tribuna libre

Armiñán responde o Josep María Flotats


     Sin ánimo de entrar en polémica alguna publicamos en esta sección de «Tribuna Libre» la carta que el director de cine, Jaime de Armiñán, transmite a José María Flotats, en respuesta a la que este actor le dirigió en su día y que apareció en nuestra edición del pasado viernes, junto a unas declaraciones del propio artista catalán:

     «Querido José María:

     En primer lugar te diré que me parece de muy mal estilo airear tu antipática carta privada de esa manera. Podías tener más imaginación y mandar otra. Eso no lo hubiera hecho nunca Oscar Wilde, hijo.

     Por lo pronto veo que te ha ocurrido lo mismo que a los críticos de «Arriba» y «El Alcázar» [Se refiere a Marcelo Arroita-Jaúregui y a Félix Martialay, que le dedicó la friolera de 10 obsesivos artículos (primero en “El Alcázar”, y posteriormente republicados en “Flores y Abejas” entre marzo y mayo de 1976) a Armiñán, y todo porque Jaime de Armiñán en una entrevista de Maruja Torres para Fotogramas (n.º 1.427) había dicho de la crítica de este buen hombre titulada “Jo, a secas”: “La opinión del crítico no me sorprende, porque qué se va a esperar de un señor que escribía en “Flores y Abejas”.”]. Es natural. Comprendo que "¡Jo, papá!" no se puede entender lo mismo desde España que desde un teatro más o menos "snob", lleno de señores con abrigos de pieles en París. Exactamente igual —pero en serio— ocurrió con nuestra guerra civil, que no es un mero asunto de buenos y malos. Perdóname que no te conceda la menor beligerancia en este terreno.

     Naturalmente que soy responsable de la película, no faltaría más. No vas a serlo tú, querido, que no tienes por qué meterte en un trabajo que no te concierne. Tú a lo tuyo, que para eso has cobrado.

     Bien sabes que la película está rodada exactamente con el mismo guión que tú tienes. Bien sabes que hicimos "primeras", "segundas" y hasta "terceras" versiones, que tú aceptaste sin la menor vacilación. Haberlo dicho, entonces. Y bien sabes, por último, que se utilizó la primera versión escrupulosamente. Tranquilízate, pues, como simple ciudadano —lo de simple me parece bien— o aprende a leer.

     En cuanto a la interpretación, estoy absolutamente de acuerdo contigo. Estás flojito. Yo ya lo sabía el primer día de rodaje, pero por amistad hacia ti intenté sacarte a flote. Es difícil tener la expresividad cinematográfica de Ana Belén, Ferrandis o Amparo Soler Leal. Lo del “monstruoso doblaje” es consecuencia de tu poca facilidad para hablar normalmente. No digas lo de que tienes acento catalán: tienes un acento que yo no sabría clasificar. Qué más hubiera querido yo que no doblarte; entre otras cosas has estropeado el sonido directo.

     Lo de la publicidad es aún más chocante... ¿No va siendo hora de olvidar la guerra civil? ¿Tenemos que seguir matándonos como en 1938? ¿No es hora ya de que vivamos en paz y en libertad? Todo eso se dice en "¡Jo, papá!", y tú bien lo sabes. Para protestar en serio hay que "echarse al monte" y vivir en España. No hablar de oídas acolchado en un bonito escenario de París.

     Un abrazo de tu amigo y director,

JAIME DE ARMIÑÁN.


Diario de Barcelona - Miércoles 4 de febrero de 1976




 “¡Jo, papá!”: Armiñán replica a Flotats


El señor Flotats, que, por lo visto, no sólo no sabe hablar -desgraciadamente, hubo que doblarle en “¡Jo, papá!”, destruyendo el esfuerzo que hicimos al intentar rodar con sonido directo-, tampoco sabe leer y, ni siquiera, escuchar. Esa frase melodramática a la que alude en la sección “Gente” de ByN: “Ahora tengo ganas de olvidar, he cambiado”, se la ha inventado él solito. No existe, ni jamás ha existido. Y bien fácil es comprobarlo. La frase suprimida del final -tampoco se la sabe- está bien claro que si no está en la película no fue por mi culpa. Por otra parte, tampoco es definitoria, ni muchísimo menos. La película está rodada exactamente -como dice Ana Belén- tal como fue escrita en el guión que prohibió la censura en abril de 1975. Yo también siento que el señor Flotats haya participado en “esta historia” y lo siento por la película, no por la recia contextura política del señor Flotats, que vive en un escenario de París -por muchos años- y que no tiene ni idea de lo que se cuece en España.


Jaime de Armiñán

Madrid


ABC – 7 de febrero de 1976







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