03 enero 2022

L´ENFER DES ANGES (El infierno de los ángeles) (1939) Christian-Jaque




     La ambición formal nunca ha matado a nadie, la planitud sí, no confundir con aplanar, evitar la profundidad espacial. El neorrealismo, el cine social, no es incompatible con la desmesura, con la cámara visible, con la fotografía deslumbrante, contrastada, al borde de la silueta. Si te puedes marcar una película a lo Vigo, a lo Carné, a lo René Clair, sin su gracia, su ligereza, el tema, la infancia desgraciada, los bajos fondos, no dan para muchas frivolidades, liviandades, pues mejor que limitarte a hacer un gris reflejo de la realidad. Lo mismo que hizo Charles Laughton con “La noche del cazador” (1955), con una capacidad de fascinar, de sublimar, infinitamente más grande. Christian-Jaque, como buen francés, se queda a medio camino entre el neorrealismo y el existencialismo, en la corrección, en el buenismo, en el arriesgo pero con paracaídas, el cine poético francés con pinceladas de noir. ¿Esto quiere decir que la película es mediocre, ni chicha ni limoná? Para nada, solo por la fotografía, por los encuadres, por el montaje, que en ciertos momentos recuerda a “Mouchette” de Robert Bresson, tiene asegurada el notable. Y realmente lo único que la separa del sobresaliente es la música, en exceso enfática, omnipresente, con el tópico acordeón incluido, hay secuencias maravillosas, sombrías, que piden a gritos el silencio, y la protagonista, Lucette (Louise Carletti), que todo lo que tiene de fotogénica, de muy fotogénica, lo tiene de mala actriz. Corred un tupido velo sobre el pastelero final, imposición de los productores (en realidad se rodaron dos finales y solo se conserva éste), y quedaros con la fatalista, pesimista, secuencia previa, más ajustada a la cruel realidad. Resumiendo mucho: la precuela de los “Olvidados” (1950) de Luis Buñuel, la secuela de “Dead End” (1937) de Wyler, o el costado amargo de “Los desaparecidos de Saint-Agil” (1938), del propio Christian-Jacque, incluso comparten parte del reparto. A la película la miró un tuerto porque estaba destinada a la selección oficial del primer Cannes de 1939, pero la Guerra hizo que se suspendiera, teniendo que esperar a 2019, cuando en Orléans se recuperó esta primera edición fallida y ganó el Premio del Jurado y el Premio del Público Joven.




Esta película expone en su cruel veracidad la angustia de la infancia abandonada, sin guía, sin defensa, sin ternura en la vida. No necesitamos más infancias desgraciadas en la nueva Francia. Los que os muestran este drama sobre la pantalla solo lo hacen con la esperanza de que ya no se vean semejantes espectáculos en la realidad. “El infierno de la realidad” es una llamada al corazón de todos a colaborar con el Estado, con la finalidad de proteger y de salvaguardar a aquellos que harán la Francia del mañana: los pequeños de hoy.” (prólogo de los guionistas, entre ellos Prévert)



 

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