10 septiembre 2023

LES GRANDES PERSONNES (Confidencias de una doncella) (1961) Jean Valère

 

tres mujeres, tres edades, tres diversos deseos...
¡para un solo hombre!


     Hay que quemar todas las historias del cine francés en la plaza del pueblo, junto a los críticos que las elaboraron. Obviamente a los críticos no se les puede pedir que tengan un conocimiento exhaustivo de la historia del cine, pero sí que controlen la cinematografía de su país. Antes de opinar sobre nada, hay que tener un dominio absoluto, una seguridad, sobre tus propias raíces. El cine es un hecho social, antropológico, cultural, no solo lenguaje. Siendo un crítico francés, o estudioso del cine francés, se te pueden pasar algunas películas desconocidas, estrenadas de tapadillo en algún festival de provincias o cine-club, pero no una de las 10 mejores películas de la exigua historia de la “nouvelle vague”, para más inri bajo el sello Gaumont, vamos que de independiente y marginal tiene lo justo. Primero habría que definir cuáles son los parámetros de una película para poder ser incluida dentro de ese movimiento, y la respuesta es fácil, toda aquella película realizada por los miembros más famosos del colectivo, ese ha sido el criterio objetivo que se ha utilizado hasta ahora. Como nunca fue un movimiento real, una verdadera revolución, sino una vaga novedad, más debida a la proliferación de las cámaras ligeras de 16 milímetros que a una filosofía, ideología, del cine, su corpus es completamente aleatorio, y fijado en exclusiva por las sectas de la Cinemateca y de Cahiers. Canon posteriormente asumido como palabrita del niño Jesús por el resto de críticos y cinéfilos del mundo. Algún día tendré que hablar largo y tendido de la falta de criterio, y de coherencia crítica, de los jóvenes turcos. Pues bien, para mí lo que diferencia una película de la “nouvelle vague” de otra más convencional, o clásica, es que una vaguera tiene cierta libertad en el montaje, en la planificación, en los movimientos de cámara, en el rodaje, sin permisos, hay mayor presencia de diálogos no narrativos, de digresiones, de elipsis, de exteriores, que se empleen actores más o menos profesionales es lo de menos, Jean Seberg (“Al final de la escapada”) de amateur tenía lo justo. Eso en cuanto a la forma, al lenguaje, en cuanto al contenido, cierto existencialismo, nihilismo, recorre todas las películas de esta gloriosa época de los años 60, algo muy generalizado, también en la música, literatura y teatro, la “nouvelle vague” no deja de ser un reflejo más del espíritu de una época, un estar hasta los huevos del sistema, de la vida sin horizontes ni ilusiones, que eclosionó en Mayo del 68.





     “Les grandes personnes” cumple todos los requisitos, desencanto vital, sentimental, libertad formal (hay maravillosas elipsis, precisos juegos de cámara), hasta el punto de que muchas veces tienes las sensación de estar viendo “Cleo de a 7” (1962) de Agnès Varda, o “La punition” (1962) de Jean Rouch, ambas posteriores (también recuerda formalmente, por ese espíritu amateur, documental, a “Lovers and Lollipops” (1956) de Ruth Orkin y Morris Engel, incluso se da un aire, más por el contenido que por la forma, a “Las amigas” (1955) de Antonioni, a “Los delfines” (1960) de Maselli, a “La educación sentimental” (1962) de Astruc). Hasta la presencia de Raoul Coutard, el fotógrafo habitual de Godard y Truffaut, espectacular el comienzo en las Galerías Lafayette, el París nocturno, y de Jean Seberg (echadle un ojo, o mejor no, a la intrascendente “La récréation” (1961) de François Moreuil, su esposo en esa época, en realidad fue su envenenado regalo de despedida, y a L'amant de cinq jours” (1960) de Philippe de Broca, algo mejor, no mucho, y hablando de Broca es mucho decir, solo por la fotografía y la banda sonora de Delerue ya valdría la pena el vistazo), con su habitual peinado (el más bonito de la historia del cine) a lo garçon, a lo chico, que todo el mundo asocia a las francesitas, recuerdo que era americana (su aportación a la “nouvelle vague” fue tan importante como la de Ingrid Bergman al neorrealismo, apostillo burgués), te hacen sentir como en casa, una casa común. La principal diferencia es que hay una mayor sensación de profesionalidad, de trabajo acabado, la rupturas no son aleatorias, caprichosas, encajan en su contexto narrativo, dramático. A la manera de “Les dragueurs” (1959) de Mocky, otra película, en este caso pionera, que nunca suele incluirse dentro de la “nouvelle vague”, aunque de manera más radical, sutil, brillante, y eso que el afeminado Maurice Ronet, otra figura señera, precursora, del movimiento, “Ascensor para el cadalso” (1957), “Fuego fatuo” (1963), no cuaja aquí una de sus mejores actuaciones. En cuanto al director, Jean Valère (asistente de Carné, Ophuls, Cayatte), poco que contar, me gustaría decir que he descubierto a un AUTOR, esa palabra que tanto le ponía a los “nouvelle vagueros”, pero no, “Las personas importantes” es su gran canto de cine, su único canto de cine (“La sentencia” (1959), salvo la primera secuencia, es una mezcla, sin fuelle, sin fuste, de “La evasión” y de “El silencio de la mar”, y “Le gros coup” (1964) un polar bastante resultón y poco más), más que suficiente para ocupar su huequito en la historia del cine francés, esa historia con más lagunas que Biden, o que la memoria histórica española. Hablando de España, tenemos nuestro minuto de gloria dentro de la película, cuando los nuevos amantes sueñan, lo hacen con fugarse a San Sebastián, también mencionan Sevilla, Granada, Zaragoza, e incluso a Goya. Por último destacar el vestuario de la retaco Jean Seberg, un alarde de sencillez y elegancia, y la banda sonora, obra de Germaine Tailleferre, la hija musical de Satie, y perpetrada por Bill Byers y su orquesta, que nada tiene que envidiar a las bandas sonoras de Legrand (https://www.youtube.com/watch?v=2SpzOcITYXo&list=OLAK5uy_maNgffjVYd8bQZPVJENCq_If115kXezPU).





PD: Como está disponible en Blu-Ray y en la mula, y con subtítulos en inglés, no la subo.





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