20 enero 2023

DOS PELÍCULAS MALAS, SIN AVARICIA


LA MUERTE ES PUNTUAL (1967) Sergio Véjar




     Como buen tímido extrovertido, soy acuario pero me tocaba ser aries, soy sietemesino, siempre me han gustado mucho los culos, desde un punto de vista estrictamente heterosexual, ni de pequeño me gustaba chupar caramelos, los mordía, los muerdo. Para un tímido extrovertido dar la espalda, ver sin ser visto, la esencia del cinéfilo, del voyeur, siempre es mucho más fácil que dar la cara, los culos son el espejo del alma, un universo en sí mismos, una abstracción. Los culos estimulan la imaginación, las expectativas, la de culos bonitos que volteados se convierten en caraculos. Según el pichabrava de Freud, esta fijación en la fase anal significa que tienes tendencias sadomasoquistas, que asocias el placer con el dolor. Pues va a ser que no, es una mera cuestión estética, formal, las manos están diseñadas para coger, y lo redondo, lo que sobresale, llama más la atención, puro darwinismo táctil, visual. Todo este bonito preámbulo para decir que gracias al perreo, al reguetón, le estoy cogiendo manía a los culos, algo que nunca le perdonaré a los latinos. Estos bailes anti-sensuales han convertido el culo en una lavadora, en una centrifugadora, algo que impide la sana contemplación reposada, estatuaria. Digamos que hemos pasado del plano fijo a la steady-cam, del cine observacional al cine de acción. ¿“La muerte es puntual” es una película de culos, clásicos o posmodernos, lo que viene siendo gordos o panaderos? Pues de nuevo va a ser que no, lo único que une esta introito con la película es el hecho de que la dirige un mejicano, siento decepcionaros. Salvo que seáis “solteros pero aventados”, porque entonces la película os puede interesar, mucho, incluso a los casados. Y si os gustan las ostias como panes, ya ni os digo. La secuencia inicial, 6 minutos de mamporros, que de tan exagerados te acaban provocando la carcajada. Lo malo, que el resto no es una parodia de película de cine negro a lo Kitano, es una película que se toma en serio y ahí es donde pierde toda su gracia. Resumiendo, que la primera secuencia es un culo respingón, que en cuanto se da la vuelta te tienes que cambiar de acera. Dios da bragas a quien no tiene culo.


https://www.youtube.com/watch?v=iN_gQALRYmQ



LES STANCES À SOPHIE (Las estancias de Sofía) (1971) Moshé Mizrahi




    Hay poquitas cosas que envejezcan más rápido que una polémica, que una provocación. Hablo de cuando existían las polémicas, las provocaciones, de cuando una obra de arte alcanzaba algún eco en la sociedad, la revolvía de algún modo. Ahora no, como todo ofende, nada ofende. Antes de que pueda calar en la sociedad ya ha aparecido una nueva, sepultada al día siguiente por otra. Ya no se queman librerías ni salas de cine, los escritores, los directores, son tan anónimos como en la época del cine clásico. La política de autores ya solo sobrevive en los festivales, y en las revistas, si es que siguen existiendo, lo desconozco. Cada vez tengo más claro que solo existe la política de películas, que son muy pocos directores, poquísimos, los que merecen la pena ser singularizados, destacados. La polémica que a nivel nacional, Francia, suscitaron libros como “La casa del pecado” de Marcela Tinayre, “Claudine” de Colette, “Bonjour tristesse” de Françoise Sagan, “El equipaje de arena” de Anna Langfus, o “El reposo del guerrero” de Christiane Rochefort, casualmente todos escritos por mujeres (o no tanto, una polémica protagonizada por una mujer, a ser posible joven, y atractiva, siempre despierta mucho más morbo, y más cuando las mujeres apenas pintaban nada), sería inviable en la actualidad, pasarían completamente desapercibidos, el sexo y los amores intergeneracionales son el pan nuestro de cada día. Lo que es transgresor en el presente, en el futuro puede ser la cosa más inofensiva, cotidiana, del mundo. La liberación de la mujer en los años 60 y 70 tenía un componente revolucionario, escandaloso, que hace tiempo ha caducado. El feminismo occidental ya solo vive de la exageración, de la artificial confrontación entre hombres y mujeres. Afganistán ha desnudado muchas hipocresías, muchas frivolidades. El primer libro de Christiane Rochefort, “El reposo del guerrero”, levantó ampollas, eso de que una burguesita descubra el sexo, el alcohol, la degradación, y no le haga demasiados ascos, era algo inconcebible. Por supuesto Brigitte Bardot, la Patricia Conde francesa, corrió a hacerse con los derechos, y su maridito, el intrascendente Vadim, hizo el trasvase al cine, el habitual vehículo para el lucimiento, físico, de B.B., incluyo la hipersobrevalorada “El desprecio” de Godard. A pesar de la mediocridad de la película casi tuvo 3 millones de espectadores. La segunda adaptación de uno de sus libros, “Les stances à Sophie” (1971) de Moshé Mizrahi, no tuvo la misma suerte, a pesar de ser igual de mala, que la etiqueten como parte de la nouvelle vague es casi un mal chiste. Cuando la banda sonora ejecutada por el “Art Ensemble Of Chicago”, que tampoco es para tanto, es lo único por lo que se recuerda, por algo será.


                                            https://www.youtube.com/watch?v=JmN9rkVfsmo





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