23 diciembre 2022

EAGLEHEART (Corazóndeáguila) (2011-2014) Andrew Weinberg y Michael Koman (Serie)

 


     Hay personas a las que hace años que no ves, y que si la vida te las vuelve a poner en el camino, que no tiene porqué, si la vida te las apartó es por algo (no soy tan pretencioso como para pensar que soy yo quien las ha apartado, aunque aparentemente lo haya hecho), tienes la seguridad, o al menos la convicción, de que todo será como antes, que habrá un reconocimiento, complicidad, inmediata. Hacía muchos años que le había perdido la pista a Chris Elliott, a Chris Peterson, desde la mediocre “Cabin Boy” (1994), y en cuanto he visto su careto, lo bueno de los feos es que envejecen mejor que los guapos, a peor es imposible que vayan, y eso que hablamos de un pelirrojo, y escuchado su voz, doblada (Alberto Mieza, el mismo que doblaba a Ross Geller, “Friends”), la misma que tenía en “Búscate la vida” (1990-1992), ya me sentía como en casa. Las personas que te han hecho reír nunca se olvidan, por eso los humoristas son los amigos perfectos, y puedes volver a ellos cuantas veces quieras, quien comparte tu sentido del humor comparte tu forma de ver la vida, de sentir, de mear. Obviamente ha envejecido, siempre más que uno mismo, por alguna extraña razón, reacción, siempre te ves más joven que el resto de tus contemporáneos, pero su careto de amargado, de desprecio absoluto, de asco infinito, a la altura de Rick Mayall, Steve Coogan y Steve Martin, sigue ahí intacta. Quedarse calvo de jovencito imprime carácter, amargo, resentido, pero carácter. Aunque no hay que confundir la cara con la realidad, la cara no es siempre el espejo del alma, no se elige nacer feo. Como Chris Peterson, el protagonista de “Búscate la vida”, era un fracasado de libro, tan entrañable como Ignatius Reilly (“La conjura de los necios”), pues era lógico pensar que Chris Elliott también lo era, y va a ser que no. Antes de la serie había ganado cuatro premios Emmy, compartidos, como guionista del mítico programa de variedades “El Show de David Letterman” (el refugio de la segunda gran generación americana de humoristas, de la primera (1975-1980) fue SNL), donde también actuaba desarrollando diferentes personajes (hay muchas recopilaciones en este canal https://www.youtube.com/@dongiller), gérmenes de Chris Peterson y de Chris Monsanto. Ocho años tocando pelo, 1982-1990, que para un alopécico siempre es un plus. Y después de la serie, y a pesar del fracaso absoluto (su actuación fue nominada a los Razzies, los Oscars de lo peor del año) de “Cabin Boy”, con el mismo equipo de guionistas de la serie, y producción de Tim Burton, siguió, sigue, participando en muchos programas, películas y series. Lo más recordado su colaboración en la temporada 20 (1994-1995) de “Saturday Night Live” (tenéis el programa casi completo aquí: https://archive.org/search.php?query=creator%3A%22SNL%22&sort=titleSorter); sus papeles en “Atrapado en el tiempo” y “Algo pasa con Mary” (estuvo a punto de co-protagonizar “Dos tontos muy tontos”), en ambas nominado como actor secundario en los American Comedy Award; escritor de cinco libros, incluida su narcisista autobiografía, “The Guy Under the Sheets” (2012); casado desde 1986 con la misma mujer, y paridor, es un decir, de dos preciosas retoñas, una actriz-directora, Bridey (“Clara´s Ghost”, en la película sale toda la familia), y la otra humorista, Abby (SNL). Así que fracasado, lo que viene siendo un fracasado canónico, un Chris Peterson de la vida dependiente y sin pareja que vive en casa de sus padres, como que no es. Que tampoco pasaría nada, fracasar voluntariamente, o incluso involuntariamente, no deja de ser una forma de éxito, de autoconocimiento. Vivir para adentro no es una mala forma de vivir, aunque desde fuera nadie lo comprenda, ni falta que hace. Que cada cual viva como quiera, como pueda, o como le dejen, que suficientemente tenemos con sobrevivir como para ponernos a juzgar a los demás. Chris Elliott, con los años, lo que ha perdido en histrionismo, en infantilismo, tampoco mucho, lo ha ganado en sutileza, contención, y como hablamos de una serie que parodia al inexpresivo Chuck Norris (el origen está en la sección de Koman, "Walker, Texas Ranger Lever", para "Late Night with Conan O´ Brien") pues esa evolución viene de pel-las que diría Juncal. La diferencia entre el descerebrado Chris Peterson, y el descerebrado Chris Monsanto, es solo el apellido, el resto es la comedia de situación, la soap-opera, “Búscate la vida” transformada en una delirante serie de acción gore, 34 episodios de 10 minutos, en los que no hay tiempo ni para alargar las carcajadas. Obviamente no está a la altura (bueno, a partir del capítulo 5, la obra maestra “El abrazo de la muerte”, sí (salvo la tercera temporada que es una mierda), cuando Andrew Weinberg y Michael Koman desbarran, sobre todo Andrew, le hacen sombra al mismísimo Darin Morgan) de “Búscate la vida” (el personaje de Brett se merienda la serie), si los milagros se pudieran repetir ya no serían milagros, pero Chris Elliott demuestra que volver se puede volver, aunque sea con la frente marchita, y el aspecto alimonado, amojamado, de Pablo Motos.







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