29 marzo 2022

VKHODYASHCHAYA V MORE (Entrando al mar) (1965) Leonid Osyka

 


     La adolescencia es el territorio de la mitomanía, de la megalomanía, de la utopía, el caldo de cultivo perfecto para el comunismo, una ideología más simple, maniquea, que el mecanismo de un chupete. Al comunismo le quitas el postureo, y el esteticismo, pósters, camisetas, sudaderas, chapitas, y se queda en nada. Esa fascinación por el marketing imaginero, por la publicidad, digna de los nazis, por el uniforme adoctrinamiento, el ucraniano fue prohibido, ha conseguido que a nivel mundial nos creamos a pies juntillas que la URSS (Unión de Repúblicas Soviéticas) y Rusia son lo mismo, una y grande. Y ni la URSS era algo homogéneo, ni una unión bien avenida. La gran mayoría de la ex-Repúblicas fueron invadidas y tenían una personalidad cultural propia muy definida, y ni tan siquiera la castradora dictadura comunista consiguió sepultarla del todo. Ucrania siempre fue a lo suyo, marcó su propio paso, fue cuna, y refugio, de disidentes. Mientras los soviéticos dedicaban todos sus esfuerzos al realismo, los libres ucranianos estaban más por la labor del cine poético, del cine-ojo, del constructivismo. Conocemos más de la cultura ucraniana de lo que creemos, y su influencia en Occidente, en Europa, ha sido decisiva. Gogol, Bulgakov, Némirovsky, Joseph Conrad, Ajmatova, Joseph Roth, Paul Celan, Isaac Babel, Clarice Lispector, Ilya Ehrenburg, Svetlana Aleksiévich, Zbigniew Herbert, Andrei Kurlov, Malévich, Dovzhenko, Vertov, Muratova, Paradjanov, Bondarchuk, Chukhrai, Kovalyov, Larisa Shepitko, Zulawski, Otto Preminger, Anatole Litvak, Donskoi, Maya Deren, Kawalerowicz, Kozintsev, Lopushanski, Loznitsa, son ucranianos, no rusos (el padre de Tarkovski era ucraniano, Mayakovski, Chejov y Solzhenitsyn de origen ucraniano, lo mismo que Paul Mazursky), y sin ellos no existiría ni la literatura moderna, todo el boom latinoamericano nace de "Almas muertas" y "El maestro y Margarita", ni la pintura abstracta, ni el cine fronterizo, experimental. 




     Toda esta chapa, digresión, para evitar destriparos este maravilloso corto, para que acudáis completamente vírgenes, y desnudos, a él. Ucrania también tuvo su nueva ola, más poética, y para no variar, supera a la original, Truffaut habría matado por hacerla. Por supuesto las autoridades soviéticas, la censura, consideraron esta lírica parábola sobre el final de la infancia como escapista, existencialista, decadente, eso de que las personas traten de huir de la gris prosa cotidiana yendo a una luminosa playa es una herejía capitalista, simple belleza para burgueses diletantes. Le pidieron que la remontara y se negó, con dos cojones, por algo la ensaladilla ucraniana se diferencia de la rusa en que lleva de adorno dos huevos cocidos y un espárrago gordo, también llamado cojonudo. 




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