01 marzo 2022

HEATHERS (Escuela de jóvenes asesinos) (1989) Michael Lehmann

 


     Mal que le pese a los críticos, y a unos cuantos millones de cinéfilos acomplejados y prejuiciosos, el cine comercial americano con adolescentes, que no para adolescentes, de los años 80 (“Curso 1984” (1982), “Juegos de guerra” (1983), “El Club de los Cinco” (1985), “St. Elmo punto de encuentro” (1985), “Teen Wolf, de pelo en pecho” (1985), “Todo en un día” (1986), “La chica de rosa” (1986), “El chip prodigioso” (1987), “No puedes comprar mi amor” (1987)), supone la cumbre del existencialismo, del nihilismo, occidental (luego vino la decadencia, el cine indie pre-adolescente de pederastas para pederastas). De hecho fue la espoleta del movimiento más anarquista, suicida, anti-sistema, anti-vida, de la historia de los Estados Unidos, el Grunge, el anti-Cristo de los Hippies. Sin esta película no existiría “Nirvana” ni el video-clip de “Smells Like Teen Spirit”, sin esta película Kurt Kobain no se habría suicidado, los americanos son monitos de repetición, de imitación, como buenos conductistas. A partir de aquí la cuesta abajo sin frenos del cine americano comercial en general, y del cine con adolescentes en particular. Basta comparar esta película, esta farsa, este esperpento, esta genial comedia negra sobre el bullying, la gordofobia, la homofobia, el elitismo, el clasismo, la anorexia, la bulimia, el suicidio, con la pretenciosa, autista, superficial, excrecencia de Gus Van Sant, “Elephant” (2003), ya no digamos “Last Days” (2005), que en el fondo es exactamente lo mismo, salvo la forma, lo único que le importaba a Gus van Sant, y a los que le encumbraron artificialmente en los 90 y principios del siglo XXI. “Heathers”, la gran explosión, o implosión, final del cine de los 80, a lo “Pierrot le fou”, es el retrato más fiel, cruel, del infierno que supone la adolescencia para los impopulares, y para los populares, vamos para todo el mundo, salvo para los soñadores, los vírgenes, los únicos que llegan al mundo adulto con alguna posibilidad de no reventar al llegar a los cuarenta. “Heathers” es una bomba de racimo contra el sueño americano, contra el sistema capitalista, y desde sus mismas entrañas, Hollywood, algo completamente impensable en la actualidad, donde solo hay hueco para pueriles películas de superhéroes destinadas a subnormales que dedican su vida, y sus escasas neuronas, a jugar a videojuegos, a hatear en las redes y consumir porno. Hasta el suicidio, el yihadismo, es algo más digno, vital.






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