06 julio 2021

THE GODDESS OF 1967 (La diosa del asfalto) (2000) Clara Law



     A los niños de los 70 no nos fascinaban los Ferraris ni los Porsches, la marca que nos volvía locos era Citröen, la razón es fácil de explicar, su suspensión hidráulica. Cuando un Citröen aparcaba y se venía abajo como una nave espacial que aterrizara, o cuando arrancaba y se hinchaba como un globo, los niños observábamos la maniobra embelesados, el coche tenía vida propia, era un Transformer. Además de eso nos fascinaba su estética, sus formas redondeadas, afiladas, el Tiburón (el DS 23), la Cirila (el famoso Dyane 6), nos dejaban con los ojos turulatos, al borde del atropello. Pues bien, el co-protagonista de esta película, o protagonista absoluto, es un Tiburón rosa, la Diosa del título (Déesse, DS), el mismo modelo que nos puso los dientes largos en “El silencio de un hombre” (1967) de Melville, a la que hace un pequeño homenaje. El resto, si es que necesitáis más, yo ya no lo necesitaría, es una comedia negra australiana, aunque la directora sea china, del tipo “Love Serenade” (1996) de Shirley Barrett, del tipo Jarmusch, con estructura Egoyanesca, morbo a lo Cronenberg, extrañeza a lo Lynch, posmodernismo a lo Wong Kar-Wai, bailecitos a lo Tarantino, y onirismo oscuro a lo “Léolo” (1992) de Lauzon, a lo "La piel que brilla" de Ridley. Resumiendo, un cómic de autor, un cuento clásico, al límite del esteticismo arty, publicitario, video-clipero, luminosamente sórdido como las road-movies sureñas de los franceses Mezzo & Pirus. Si no os enamoráis de la fragilidad-fortaleza de Rose Byrne, de pelirroja de palo, de ciega de palo, hacéroslo mirar.







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