08 julio 2021

MITT HEM ÄR COPACABANA (Copacabana es mi hogar) (1965) Arne Sucksdorff

 


     Que la historia del cine, escrita por americanos y franceses, no es justa no se le escapa a nadie, si ésta película la firma De Sica, Rogosin o Morris y Orkin, ahora mismo sería considerada de culto por la crítica francesa, y por todas las aledañas, seguidistas, por supuesto incluyo la española, pero como la firma un sueco, y encima está en brasileño, pues ni los brasileños la conocen, y eso que es infinitamente mejor que la mundialmente conocida “Ciudad de Dios”, que no deja de ser un remake encubierto. Aunque la diferencia con De Sica (“El limpiabotas”) o con Engel y Orkin (“El pequeño fugitivo”) es que aquí los niños de la calle son niños de la calle de verdad, son modelos no actores, y las historias, anécdotas, que interpretan están basadas en sus propias experiencias. Esa alegría del que no tiene nada, esa soltura, desenvoltura, solo se consigue pateándose las aceras desde el nacimiento. Alegría porque a pesar de que son niños de la calle, de que salen favelas, de que hay miseria y muerte, lo que no hay es pesimismo, desesperanza, los niños son niños y se pasan el día jugando, riendo, hasta cuando trabajan cantan. Maravillosa la batalla de cometas, un prodigio de montaje. Se nota la libertad del incipiente Cinema Novo brasileño, pero sin su fatalismo, distopismo, ni su cutrerío formal de cámara en mano, aquí hay trípode y fotografía, y prima la poesía, la belleza, sobre la política, la crítica. Digamos que es la antítesis de la pornomiseria, aquí no se busca dar pena, lástima, ni despertar la conciencia social, o no solo. Eso sí, sin llegar a los extremos de buenismo, de qué maravillosa es la pobreza, de Pasolini. Aún así fue mal vista por ofrecer una mala imagen de Brasil, ya se sabe que los trapos sucios se lavan, o se esconden, en casa. La película fue subvencionada por la UNESCO (estuvo a punto de encargarse Reichenbach), que contrató a Arne para formar a directores en sonido directo. Allí se quedó y se casó con una brasileira. Los que consideren que el cine fronterizo (ficción que parece documental, documental que parece ficción) es una creación posmoderna que se pase por aquí y deje las orejeras en la puerta.




P.D: ¿La elipsis mortal más brutalmente bella de la historia del cine?




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