21 abril 2024

THE YOUNGEST PROFESSION (Cazando estrellas) (1943) Edward Buzzell

 


     Deliciosa, cute, la típica palabra que emplearían los amigos de Garci para definir esta película, y sin que sirva de precedente no encuentro otra mejor para definirla. Deliciosa, un tipo de delicia blanca, blanquísima, para todos los públicos, que hace décadas que desapareció del cine. Una alta comedia de clase media, luego comedia media, co-media para los amigos, que funciona como un reloj, Casio. Metacine de andar por casa con el cualquier inocente cinéfilo, no solo clasicómano, groupie vocacional, puede sentirse identificado. En una triple vertiente, coleccionismo, conocer a tus ídolos, y ser protagonista de tu propia película, por supuesto de enredos, de casualidades. Pasar de espectador a actor, de sujeto pasivo, admirativo, a activo. También se puede leer como una película sobre el choque generacional, pero dándole la vuelta, es infinitamente más comprensiva, condescendiente, con los sueños, imaginación, exageración, de los jóvenes, que con la maldad, retorcimiento, amargura, de los mayores. La maravillosa pareja protagonista, Virginia Weidler (en principio el papel lo iba a hacer Judy Garland) y Jean Porter, dos adolescentes que parecen y actúan como adolescentes normales y corrientes, hablo de la normalidad pre-internet, aunque el histerismo fan en poco ha variado, literalmente se salen, se comen a todas las estrellas que hacen cameos, unas cuantas, Lana Turner, Greer Carson, Walter Pidgeon, Robert Taylor, William Powell. La feúcha con encanto Virginia Weidler, después de ver su interpretación en “Best Foot Forward” (1943), también de Buzzell, en la que se merendaba a Lucille Ball, estaba pidiendo a gritos un protagónico, y está a la altura del reto, aunque sea Patsy, Jean Porter, la amiguísima, la superamiga como diría Dahl, la que se lleva el premio a la mejor jugadora del partido. Su entrañable e histriónica ingenuidad es insuperable, una interpretación deliciosa, me ha poseído Garci. ¿Y Buzzell que tal? Pues como siempre, dándole duro, muy duro, a la elipsis, las palabras aburrimiento, relajación, transición, no entran en su diccionario, Buzzell podría resumir toda la filmografía de Lav Díaz en media hora. Buzzell lo da todo, sea una película mayor o menor, iguala con su talento para la narración, para la concisión, para la dirección de actores, para la comedia ligera, los presupuestos, los argumentos. La clase media de Hollywood se hace con el edificio, lo dicho, delicioso.




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