18 abril 2024

SAN REAL MADRID

 


     Ser del Real Madrid en 2024 es lo más sencillo del mundo, es apuntarse a caballo ganador, sobre todo en Europa, pero no siempre ha sido así. En el siglo XX Europa era una gran frustración para el aficionado madridista, que tenía que comerse con patatas el argumento incontestable de que todas sus Copas de Europa eran en blanco y negro. A estos nuevos aficionados incluso lo de Copa de Europa en lugar de Champions les sonará a chino, también el acomplejamiento con el que salíamos a Europa, sobre todo a Alemania e Italia. La épica de las remontadas estaba muy bien, pero era un reconocimiento explícito de nuestra debilidad, siempre teníamos que ir por detrás, y el premio final no era la copa. Con la era Messi el acomplejamiento también se hizo nacional, y entonces llegaron Mourinho y Zidane.

    Mourinho nos devolvió el orgullo, seguíamos siendo inferiores, muy inferiores, pero podíamos competir, con otras armas, las clásicas de la Selección Española, la que a pesar de eso nunca ganaba nada, Mourinho tampoco, raza, casta, vamos cojones y contraataque. Las mismas que hemos utilizado de nuevo con el Manchester City, y por idénticas causas, si tu rival es muy superior lo único que puedes hacer es competir, resistir, defender a base de cojones, y si suena la flauta, meter un gol de contra. La principal diferencia es que el Madrid actual tiene un componente mágico, esotérico, que no tenía el de Mourinho, potra, flor, la suerte de los elegidos, un recurso que aportó Zidane, nuestro Mesías particular, el que convirtió el Real Madrid en una religión, en una mística, no necesariamente futbolística, casi lo de menos.

     La Champions de la 21-22, la mejor de la historia, fue la sublimación de todo esto, una concatenación de milagros, el peor Real Madrid de las últimas décadas, al menos en juego, eliminando uno por uno a todos los favoritos, a todos los equipos que eran muy superiores en juego al nuestro, algo que jamás va a volver a repetirse. Tampoco que el Real Madrid se acompleje ante ningún equipo, sea superior o no, si es de calidad similar o inferior se le gana a base de chispazos de genialidad o épica, si es mejor a base de cojones o épica, la épica ya es un plus, un imponderable que no tiene ningún otro equipo en el mundo. Ganar teniendo el mejor equipo, el más caro, como hizo el año pasado el Manchester City, carece de mérito, es casi una obligación. Ganar con una mezcla de viejos y de niños que no juegan a nada, que no tienen una idea de juego cerrada, que son una completa ruleta rusa en cada partido, se llama arte, genialidad. Una grandeza completamente imprevisible, ajena a la razón, a la táctica, el territorio de la religión, del amor, solo el Real Madrid te acelera el corazón igual, te pone tan nervioso, histérico, como en una primera cita. Si no te gusta el fútbol el Real Madrid es tu equipo, si piensas que el fútbol es más grande que la vida, también.




El Madrid es una cultura, una religión.” Florentino Pérez




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