08 octubre 2022

COLD FEET (Pies fríos / Cuatro igual a dos) (1983) Bruce van Dusen

 


     La gran diferencia entre las comedias románticas de Rohmer y las comedias románticas americanas, neoyorquinas, en su vertiente indie, yupi (su cumbre formal es “All the Vermeers in New York” (1990) de Jon Jost), es la absoluta falta de pretenciosidad, de amaneramiento, al menos hasta que llegó Linklater, el Rohmer de los chinos, y en parte el Mumblecore. Existe el mismo caos existencial, las mismas indecisiones, amorosas, laborales, personales, pero lo que no hay es una sucesión de monólogos filosóficos, ni amores inter-generacionales, vamos proto-pederásticos, como sucede también con las películas de Woody Allen, el cabrón tira al monte. En estas sencillas, realistas, películas, los cuernos (o casi cuernos, hablamos de parejas casi separadas, el peligroso interín llamado “vamos a tomarnos un tiempo”) no son tanto un fruto, una consecuencia, del furor sexual, de los irrefrenables instintos, sino más bien de la crisis de la mediana edad, y del desgaste, rutina, aburrimiento, de las parejas, de los matrimonios. Lo que en una película latina, comedia madrileña (la vertiente patria de las comedias neoyorquinas, “El baile del pato”, “Cuerpo a cuerpo”, “Pares y nones”, “Todo es mentira”, etc.), sería posesión, pasión, sano despendole, aquí no pasa de inercia, de intermedio entre indecisiones, el sexo no es más que una excusa, un trampantojo. Los tochos no son tomados como una tragedia, como un drama de rasgarse las venas a mordiscos, total no pasan de vulgar huida hacia delante, no son ni traición, algo impensable en la mentalidad cristiana. Iba a decir judeo-cristiana, pero no, la comedia neoyorquina es casi un chiringuito judío, salvo el irlandés Edward Burns (“Los hermanos McMullen”, “Ella es única”), y las americanadas, para bien, de Manuel Summers, “Ángeles Gordos” (1982), y Fernando Colomo, “La línea del cielo” (1983), lo siento Truebas, lo vuestro no pasa de fallida asimilación cinéfila. No me imagino una película de Rohmer, en la que una de sus divas pre-adolescentes se suene los mocos, o tome sus propias decisiones, errores. Como sucede con las protagonistas femeninas de “Almost You”, Marissa Chibas (con esa sonrisa te puedes morir, incluso vivir, tranquilo) y Blanche Baker son para llevárselas a casa, de visita, tampoco nos pasemos. El azar cartesiano rohmeriano es inasequible al inocente capricho sentimental de los americanos. ¿Queda claro que prefiero la simpleza americana al racionalismo francés, o tengo que haceros un croquis?

https://www.youtube.com/watch?v=Iy45-IXC0Vs


PD: Los amantes de los micrófonos visibles la vais a gozar.




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