SENTADOS AL BORDE DE LA MAÑANA CON LOS PIES COLGANDO (1978) José Betancor

     El dinero no da la felicidad, cierto, sobre todo si implica conseguirlo trabajando muchas horas al día en algo que no te gusta, que no te llena. No tenerlo, menos todavía, se convierte en el centro de la existencia. Lo que sí da es libertad, es decir, tiempo, que si sabes que hacer con él, si no te limitas a rellenarlo, se asemeja mucho a la felicidad, o al menos a la plenitud vital, el no tener la sensación de que estás malgastando tu vida, que al menos has hecho algo de provecho, sobre todo para ti mismo, con ella. Postura que puede parecer egoísta, narcisista, pero no, es todo lo contrario, para dar a los demás primero tienes que tener algo que dar, y eso es algo que precisa mucho tiempo, conocerse, aceptarse, puede llevar toda una vida. Razón por la que los anarquistas más populares, los okupas, siempre me han parecido unos infelices, destinan demasiado tiempo, esfuerzo, a tratar de sobrevivir parasitando del sistema, que es una forma como otra cualquiera de aceptarlo, y encima quedando como un gorrón insolidario. Ocupar una casa que el resto de pobres se han tenido que sudar, hacer enganches de agua y luz, nada tiene de subversivo, de anti-sistema, lo que tú no pagas lo va a pagar otro con recargo, el dinero, los recursos, no caen del cielo, si quieres acabar con el sistema roba directamente a los ricos y distribúyelo entre los pobres, lo demás es postureo, indolencia revestida de ideología. Realizar actividades, cursos, remunerados, sin pagar impuestos es aprovecharse del sudor de los demás, esclavizar por partida doble a los obreros. Qué sí, que la autogestión y el trueque están muy bien, pero así no se paga la sanidad, ni la educación ni las pensiones, toda comuna no deja de ser una secta, por muy buenas intenciones que tenga, y como toda comunidad de vecinos un sindiós, porque jamás todo el mundo aporta lo mismo, ya sea dinero o trabajo. De esto trata la película, que lejos de ser un panfleto buenista, político, como “La orgía” o “Tigres de papel”, es todo lo contrario, una anti-utopía, la constatación del fracaso de una idea, las buenas intenciones las carga el diablo, existe el factor humano, el más inhumano de todos. En definitiva un “Walden II”, una “A la deriva en el Soho”, de los chinos, de todo a 100.