30 octubre 2021

IL BACIO DI TOSCA (El beso de Tosca) (1984) Daniel Schmid

 




      La clave de la película la da uno de sus entrañables protagonistas, el compositor Giovanni Puligheddu, la improvisación es un don de Dios. Y Daniel Schmid deja que se manifieste en toda su grandeza, incluidos los errores, sobre todo los errores, donde se filtra la poesía, la verdad. Schmid devuelve la ópera a su dimensión más cercana, humana, en la que la emoción no nace del virtuosismo, de la técnica, de la intensidad, del sentimentalismo, sino de la fragilidad, de la templanza. La decadencia vocal, cognitiva, como potenciador de lo esencial, de la pureza. La habitual desmesura, acumulación de cosas, saturación de estímulos, de la ópera, transformada en un espectáculo de cámara, de mesa camilla. La ópera desnuda de todo su artificio, de su envoltorio de lujo, derroche y horterada. Lo que queda de la ópera cuando le quitas su trasfondo mundano, materialista, la ópera en zapatillas. El ciclo de la vida, del deterioro, descomposición, de la vida, que iguala a todo el mundo, a la diva y a la corista, al barítono con el tenor. La vejez es el comunismo por la bravas. Una nostálgica cápsula del pasado en el gris, estático, difuso, presente. La ópera sin potencia, sin grandilocuencia, es solo música, sentimiento a flor de piel, melodrama interior. Schmid se olvida de su manierismo habitual, de su teatralidad fassbinderiana, sirkiana, y adopta la distancia justa de la cortesía, del respeto, para no atosigar a sus crepusculares modelos, personas, para no caer tampoco en el esteticismo, ni en el objetivismo. Schmid se centra en lo esencial, en ser un simple observador delicado, en ejercer de espectador privilegiado, siempre atento a captar la belleza de la decrepitud, la ternura del ocaso, el resplandor del silencio. La ópera, Verdi, como la orquesta del Titánic de la existencia, somos tres cuartas partes de agua, y una de aire, de música. "Juguetes rotos" en color, y sin rotura. La película musical con mayúsculas, en minúsculas y sin cursiva.






"La música familiar actúa como una especie de mnemónico (un elemento que ayuda a recordar algo) proustiano, provocando emociones y asociaciones que habían sido olvidadas por mucho tiempo, dando al paciente acceso una vez más a estados de ánimo y recuerdos, pensamientos y mundos que aparentemente estaban completamente perdidos." Oliver Sacks 



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