22 diciembre 2023

CERRAR LOS OJOS (2023) Víctor Erice

 


     No voy a haceros sufrir esperando la sentencia, la carrera de Erice es de una coherencia absoluta, comenzó mal, muy mal, “Las ilusiones perdidas”, “Los desafíos”, y termina, o no, igual de mal, o peor, de manera catastrófica, cinematográficamente hablando, si es que se puede emplear la palabra cinematógrafo para definir este sindiós, este sincine. Como hablamos de un director de larga, por edad, e irregular trayectoria, los críticos aman la fallida “El Sur”, y el público “El espíritu de la colmena”, pues lo difícil es decidir cómo abordar la crítica de esta película, si desde la condescendencia, desde la admiración, desde el cariño, o exclusivamente desde el cine, la única forma honesta, la que deja fuera el componente emocional, personal. De primeras decir que mis expectativas eran nulas, desde “El sol del membrillo” nada de lo que había hecho Erice me había interesado, tocado, formalmente hablando, así que cualquier sorpresa hubiera sido positiva, por desgracia no la ha habido, se confirma su inexorable declive creativo, su irreparable orfandad de Ángel Fernández-Santos y Adelaida García Morales, sin esqueleto las imágenes, las palabras, se diluyen en la nada. En cuanto al edadismo a la contra, el de alabar a alguien simplemente por su edad, como si hubiera que protegerlo de algún modo de la sensación de fracaso, ya que las posibilidades de remontada a ciertas edades es casi imposible, pues es algo en lo que nunca he caído, ni tan siquiera con Oliveira, no hay mayor desprecio a un creador que tratarle como si fuera retrasado, sobre todo si como en el caso de Erice es tan auto-exigente con su trabajo, nadie es profeta en su espejo. Cannes fue de mi parecer y no le regaló, como a Almodóvar, la Sección Oficial, hubiera sido menospreciarlo, devaluar su propia filmografía. Películas, no nombres, paternalismo en el que caen la mayoría de Festivales. Pasemos a la admiración, el hecho de que admire a alguien nunca me ha hecho dejar de ver sus defectos, sus errores, vamos que no es ciega, ni incondicional. A Erice lo admiro, y por respeto jamás le doraré la píldora solamente para no herir su orgullo, casi siempre desmesurado, de creador, las personas creativas son profundamente frágiles, pero no idiotas, prefieren una ostia a mano vuelta a una condescendiente sobada de lomo. En cuanto al cariño, pues no se lo tengo, el hecho de que retenga la publicación del libro póstumo de cuentos de Adelaida García Morales, que en sus libros siempre lo caracterizaba como vampiro, me hace más bien sentir un profundo desprecio personal por él, Adelaida es de la familia, Erice no.




     Luego resumiendo, expectativas cero, admiración y falta de cariño, hacen que pueda afrontar la película de forma equilibrada, racional, sin necesidad de cebarme, ni corriendo un tupido velo. Me hubiera encantado que me gustara, pero no ha sido así, y tengo que ser honesto aunque le duela al propio Erice, y un poco a mí mismo porque ya no disfruto con estos aquelarres. Pasemos al intento de análisis, el porqué no me gustado, ni tan siquiera interesado. De primeras decir que si la hubiera visto a ciegas jamás hubiera podido identificarla como una película de Erice, jamás hubiera asociado la mediocridad con él, la podría haber firmado el mismísimo Garci (“El abuelo”). La primera secuencia, los tres primeros planos, son prometedores, se aprecia una distancia, espacial, temporal, que anticipa cierto poso, rigor, formal. Temple espejismo que se ve desmentido con la convencional, vulgar, forma de resolver el diálogo de los protagonistas, cualquier realizador televisivo lo hubiera resuelto igual, de Erice espero mucho más. Del guionista también, soltar toda la información con palabras nunca es una buena opción cinematográfica, siempre es lo más cómodo, literario, teatral. Un primer acto tedioso, 15 minutos de cháchara insustancial (parece una novela policiaca de las malas, digamos que es una versión de los chinos, nunca mejor dicho, de “El halcón maltés”, pero ni Erice es Huston, ni Coronado Bogart), que te sacan completamente de la película, y que no te despiertan ni el menor interés por saber lo que va a pasar en el segundo, ni por profundizar en los personajes, carentes de interés, tanto el de Pou como el de Coronado, vamos que más que una siembra es un funeral. El segundo acto es todavía peor, mucho más vulgar, televisivo, explicativo, ilustrativo, con unos mimbres muy parecidos el testamento cinematográfico de Jaime de Armiñán, “14, Fabian Road” (2008) , es infinitamente más profundo, maduro, misterioso. Las actuaciones de los secundarios, la de la presentadora roza el ridículo, hace buena la plana de los protagonistas, salvo la de Coronado, que da hasta grima. Mala, falsa, es “Tren de sombras”, pero este pastiche-culebrón pseudo-metacinematográfico no hay por donde cogerlo. Sin Adelaida García-Morales no hay tensión, atmósfera. Sin Fernández-Santos no hay costumbrismo, raíz. Erice naufraga estrepitosamente queriendo emular las películas de pesquisa de Welles, las películas de itinerario de Kiarostami, no hay doblez, ironía, narración, sorpresa. Es tan carente de ideas, de emoción formal, como las últimas de Almodóvar, y lo digo con pena, al cine español ya no lo puede resucitar ni Regueiro (tendré que retomar “España cruel” y “Tierra absoluta”).







No hay comentarios:

Publicar un comentario

PRÓXIMAMENTE: DIOS ES ESPAÑOL (Cultura española para hispanófobos)

  EXORDIO Sangre y sol      No todo el mundo ha tenido la tremenda suerte, desgracia, de haber nacido en España, es una evidencia estadís...