23 noviembre 2023

B´YERUSHALAIM (En Jerusalén) (1963) David Perlov

 



     Mi sueño dorado cinéfilo sería poder hacer una lista de mis 10 películas favoritas de todos los países del mundo. Un sueño que se da bruces con la realidad, hay cientos de países completamente negados para el cine, y que encima con el cine digital se han quedado sin excusas. Grandes directores judíos los hay a patadas: Lubitsch, Lang, Wilder, Preminger, Cukor, Vajda, Fleischer, Kubrick, Mazursky, Polanski, Spielberg, Allen… Pero la cinematografía israelí no hay por donde cogerla, a alguno le puede sonar Amos Gitai, que no es gran cosa, y para de contar. No hay una ristra de películas que puedas repetir como un lorito aunque no las hayas visto, de hecho esta película no es que sea mi favorita, es que no tengo otra (la comedia “Metzitzim” (Peeping Toms) (1972) de Uri Zohar tiene un pase). Y como se puede comprobar por el apellido, muy aborigen como que no es, paradójicamente nació en Brasil. De hecho a Perlov, al que conocía como todo el mundo por sus sobrevalorados diarios (no soporto los diarios en general, ni en particular), no le asociaba con Israel, ahora sí, titulándose “En Jerusalén” tampoco había que ser un lince. Para muchos este mediometraje constituye el verdadero inicio del cine israelí, ni más ni menos que los años 60, un claro ejemplo de precocidad. Israelí porque está rodado en Israel, la forma es esencialmente francesa, donde estudió Perlov, la escuela Franju-Resnais-Varda, tenía mucho predicamento en la época, lógicamente porque fueron de los primeros, los primeros en casi todo son los países del Este, en dar un poco de vidilla lírica, montajera, a los tristes documentales. Jerusalén antes de ser reconquistada por Israel, Israel antes de que el cine se convirtiera en propaganda política, siguiendo los postulados de sus mecenas rusos, siempre tan volcados en potenciar la libertad individual de los creadores. Siguiendo las premisas del cine directo, de las sinfonías urbanas, más bien sinfonía paisana, y del humanista Haanstra, Perlov saca la cámara a la calle y deja que la gente haga lo que le venga en gana, lo mismo que él en el montaje, y el resultado es una preciosa cápsula temporal, un trozo de vida, real, en la que los niños son niños, y básicamente hacen lo que mejor saben hacer, es decir, jugar, mirar, hacer el tonto. Ahora para compensar, para que la izquierda pagafantas pueda dormir tranquila, tendría que recomendar mi película palestina favorita, y lo haría de buena gana, pero ese lugar lo ocupa el docudrama “Lo Tafhidenu” (Los ilegales) (1947), del periodista-escritor-director judío americano Meyer Levin (de los primeros en entrar en los campos de exterminio, el inventor del estilo Capote, “Compulsión” es anterior a “A sangre fría” en una década, 1956-1966), que trata el tema de la inmigración ilegal judía después del Holocausto (él y su equipo siguieron a varios supervivientes que huían de Europa, de Polonia, y querían entrar en la actual Israel), así que en el fondo se podría calificar de israelí, confirmando mi tesis de que Palestina no existe, ni ha existido nunca, salvo las servilletas a cuadros. Luego corrijo, y realmente tengo dos películas israelís favoritas, la de Perlov y ésta (la protagonista es ni más ni menos que Tereska Torrès, la escritora francesa que vendió 4 millones de copias de su primer libro "Mujeres de uniforme" (1950), en el que contaba sus experiencias en la guerra, y que en EEUU se considera pionero en la "propagación" del lesbianismo), que supone el arranque cualitativo, y se podría decir que la cumbre, de la cinematografía israelí, recuerda al mejor Rossellini, al mejor Rogosin. 


¡VIVA ISRAEL, MANQUE GANE!





PERLOV: https://mega.nz/file/47Zy0D6R#e1hBYznBbrMxAYaYxCkl6m25MrUqF6v8JbRqS0X9EFU (subtítulos en inglés)


MEYER: https://mega.nz/file/8rhAwRJT#NkPM3zU9l4W_LxSfDjjUASaUoNuXQLwJ9CpwPv8Vjdo (subtítulos en español)





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