Amago de post dedicado a Maese Lucense
Como no tenéis que conocer mi vida y milagros, ni falta que os hace, seguramente no sabréis que en un pasado muy lejano tuve una librería casera llamada “Fassbinder”, mi primer gran amor, obsesión, cinéfila, también el detonante, catalizador, de muchos de mis males, de muchos de mis bienes. ¿Esa pasión sigue intacta? Pues va a ser que no, de hecho si Maese Lucense no llega a recordarme la librería, el nombre de Fassbinder seguiría en el limbo de los amores, ilusiones, perdidas. Esto, y la aparición de la versión televisiva de “Bolwieser”, mucho más larga y mejor que la cinematográfica, la única película que faltaba para completar su filmografía en formato digital, motivan este post, esta revisión, sin ira, ni ganas. ¿Qué puedo salvar de Fassbinder? La respuesta es la siguiente (obviamente no he vuelto a ver su filmografía completa, si antes mi umbral de paciencia se situaba en los 15 minutos, ahora apenas supera los 5 minutos):
Continuará... (o no, lo más probable)
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